El panorama cannábico en Barcelona ha estado marcado por la incertidumbre en los últimos meses, ya que el ayuntamiento ha intensificado sus esfuerzos para cerrar muchos clubes de cannabis. Estos establecimientos, que en su día fueron una parte esencial del acceso al cannabis, se enfrentan ahora a una represión normativa que amenaza su existencia.
Desafíos normativos y aplicación de la ley
La ofensiva, dirigida por el teniente de alcalde y concejal de Seguridad de Barcelona, Albert Batlle, marca un cambio decisivo en el enfoque de la ciudad respecto a la regulación del cannabis. Según un informe de ElDiario, «el Ayuntamiento de Barcelona ha empezado a notificar a decenas de clubes de cannabis de la ciudad que deben cesar su actividad.»
La decisión llega tras años de batallas legales que culminaron con una sentencia del Tribunal Supremo que anuló una normativa local que protegía a estos clubes.
El marco normativo, establecido originalmente en 2016 para regular las actividades de los clubes, fue anulado por los tribunales, dejando a estos establecimientos sin una protección legal clara. Como resultado, el ayuntamiento ha intensificado sus esfuerzos para hacer cumplir la normativa, poniendo en marcha inspecciones y emitiendo avisos de cierre contra muchos clubes. Estas acciones pretenden frenar lo que Batlle describió como una proliferación que necesitaba supervisión legal.
Incertidumbre jurídica y avisos de cierre
La reciente oleada de avisos de cierre afecta inicialmente a más de 30 establecimientos, y se espera que se sumen más. Los clubes disponen de un breve plazo para impugnar los cierres, normalmente de 10 días, tras el cual se tomará una decisión definitiva sobre su destino. A pesar de los esfuerzos de algunos clubes por cumplir el resto de los parámetros legales, incluida la restricción del acceso al cannabis, la postura del Ayuntamiento sigue siendo inamovible.
La campaña de cierre ha suscitado un importante debate en Barcelona y fuera de ella. Mientras las autoridades locales abogan por una regulación más estricta para combatir los problemas sociales y legales asociados al consumo de cannabis, los críticos afirman que tales medidas socavan los esfuerzos en materia de salud pública y derechos humanos. El apoyo internacional a los clubes sociales de cannabis de Barcelona sigue siendo firme, y sus defensores destacan su papel en la reducción de daños y la salud de la comunidad.
CATFAC, una federación de asociaciones de consumidores de cannabis, se ha opuesto firmemente a la judicialización de la cuestión, por considerar que no aborda los problemas subyacentes. Muchos en el sector del cannabis se sienten especialmente frustrados por el hecho de que se trate de la misma manera a asociaciones cooperativas de larga tradición y a clubes más nuevos y polémicos.
Un portavoz de CATFAC informó a cannabisindustrie.nl que de los clubes que han recibido una carta, ninguno es miembro de la federación.
Comparaciones internacionales y esfuerzos de sensibilización
A nivel internacional, el modelo de clubes sociales de cannabis implantado en Barcelona ha ganado popularidad en países como Alemania, Suiza, Malta y la República Checa, que están explorando marcos similares. Los defensores de este modelo señalan el papel de estos Clubes en la reducción de la dependencia de los mercados ilícitos y la minimización de los riesgos asociados.
En respuesta a las medidas adoptadas por el ayuntamiento, una coalición de académicos y ONG de todo el mundo envió una carta al alcalde de Barcelona, instándole a reconsiderar los cierres. En su opinión, estas medidas no sólo ahogan las políticas progresistas en materia de drogas, sino que también pasan por alto la contribución de los clubes a las iniciativas de salud pública apoyadas por el Departamento de Salud catalán.