En un caso que reavivará el debate sobre el acceso al cannabis medicinal en Polinesia, el Cour d’appel de Papeete declaró a un padre culpable de reincidencia en el consumo de drogas, pero fue eximido de cumplir condena.
Ariimatatini Vairaaroa consumía efectivamente cannabis para preparar un aceite destinado a tratar a su hijo de 14 años, que padece autismo y epilepsia. La sentencia, dictada el 15 de mayo de 2025, provocó fuertes reacciones y renovados llamamientos a una reforma legislativa.
Un veredicto polémico sin pena
Aunque el Sr. Vairaaroa fue declarado culpable de consumo de drogas, el tribunal decidió eximirle de toda pena, reconociendo el carácter excepcional de su situación. Su abogado, Thibaud Millet, expresó sentimientos encontrados tras la sentencia.
«Es difícil escuchar que un padre, que está haciendo todo lo que puede para intentar cuidar de su hijo, mientras que nuestra sociedad es incapaz de hacerlo, es culpable de un delito», dijo el Sr. Millet a la AFP. «Nunca deberíamos haber llevado a este padre ante la justicia»
La decisión del tribunal ha sido saludada como un gesto moral, pero la condena plantea cuestiones éticas sobre el papel de la justicia en actos desesperados relacionados con la salud. Según la defensa, el niño sufría hasta 30 convulsiones al día, lo que hacía casi imposible la vida cotidiana de la familia.
«Hay medicamentos disponibles, pero están prohibidos en Francia y en Polinesia. No tenía otra opción», explicó Me Millet ante el tribunal. También hizo hincapié en el dramático impacto de la incautación policial de plantas de Cannabis en el domicilio de la familia, calificándola de «privación de cuidados» que ponía directamente en peligro la salud del niño.
De la absolución al recurso
El caso acabó inicialmente en absolución, al reconocer el tribunal de primera instancia el carácter «incontrolable» de la situación. El juez consideró que el Sr. Vairaaroa había actuado bajo coacción, impulsado por las necesidades médicas inmediatas de su hijo. Sin embargo, la fiscalía apeló, solicitando una condena condicional de tres meses, y sugirió que el padre también podría haber consumido el cannabis en su propio beneficio.
En la audiencia de apelación de abril, el fiscal argumentó que, fuera cual fuera la intención, cultivar cannabis seguía siendo ilegal y merecía una sanción penal. No obstante, el Tribunal de Apelación optó finalmente por una condena condicional sin ejecución, alegando el contexto excepcional y las motivaciones del padre.
Aunque esta decisión evita el encarcelamiento, no deja de reforzar el carácter delictivo de la producción doméstica de aceite de cannabis, incluso cuando está claro que no se destina a uso recreativo.
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