Un nuevo estudio comparativo publicado en Current Problems in Diagnostic Radiology confirma lo que habían sugerido muchos estudios anteriores: fumar cannabis tiene menos riesgo pulmonar y cardiovascular que fumar tabaco.
Utilizando técnicas avanzadas de imagen médica, investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard evaluaron tomografías computarizadas de tórax de 285 participantes divididos en tres grupos distintos: no fumadores, fumadores de tabaco y fumadores de cannabis.
Los resultados muestran que los fumadores de tabaco son mucho más propensos a desarrollar enfisema y a sufrir calcificación de las arterias coronarias que las personas que fuman exclusivamente cannabis. De hecho, mientras que el 62% de los fumadores de tabaco del estudio tenían enfisema, sólo el 4% de los consumidores de cannabis mostraban signos de la enfermedad, una diferencia estadísticamente significativa.
«Estos resultados ponen de relieve colectivamente las distintas características de las manifestaciones pulmonares y cardiovasculares asociadas al tabaquismo y al consumo de marihuana», escriben los autores del estudio en Current Problems in Diagnostic Radiology. «Parece que, en general, los consumidores de marihuana no desarrollan enfisema ni hiperinflamación pulmonar»
La imagen cuantitativa pone de relieve la protección estructural
El estudio, dirigido por los investigadores Aparna Singh y Ozgu Alcali, pretendía llenar el vacío de datos comparando la salud pulmonar de distintos grupos de consumidores. Los participantes fueron cuidadosamente emparejados por edad y sexo, y el estudio excluyó a las personas con enfermedad pulmonar grave para evitar factores de confusión.
El análisis cuantitativo mediante TC mostró que el volumen pulmonar total (VPT) era mayor en los consumidores de tabaco que en los consumidores de cannabis y los no fumadores. Además, las opacidades centrilobulares en vidrio deslustrado, un marcador a menudo asociado con la inflamación y el daño pulmonar temprano, aparecieron en el 15% de los fumadores de tabaco, pero sólo en el 2% de los consumidores de cannabis.
Además, se identificó calcificación arterial coronaria de moderada a grave -un indicador precoz de enfermedad cardiaca- en el 43% de los fumadores de tabaco, frente a sólo el 25% de los fumadores de cannabis. Estos resultados se suman a un creciente conjunto de pruebas que demuestran que, mientras que fumar tabaco es claramente perjudicial, no ocurre lo mismo con el cannabis.
La comunidad médica lleva mucho tiempo debatiendo esta cuestión debido a la existencia de datos contradictorios. Estudios anteriores han sugerido que fumar cannabis puede provocar síntomas similares a los de la bronquitis, como tos y sibilancias, pero a diferencia del tabaco, el cannabis no parece causar daños permanentes en las vías respiratorias ni provocar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Otros estudios que asociaban el cannabis con el enfisema no controlaban adecuadamente el consumo dual de tabaco, un importante factor de confusión. Como indica el reciente estudio dirigido por Harvard, la ausencia de tabaquismo entre los consumidores de cannabis fue crucial para obtener resultados precisos.
Vaporización: un método de inhalación más seguro
Otro factor importante para minimizar los riesgos para la salud asociados al cannabis es el método de consumo. Aunque fumar sigue siendo el método más común, se ha demostrado que la tecnología de vaporización -que calienta el cannabis sin combustión- reduce significativamente la exposición del usuario a gases tóxicos.
Los ensayos clínicos han confirmado que la vaporización es un método de administración «seguro y eficaz«, especialmente para las personas que consumen cannabis con fines médicos. Al evitar la combustión, la vaporización del cannabis reduce el riesgo de que entren sustancias nocivas en los pulmones.
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