Durante una visita a Marsella, Emmanuel Macron anunció un importante endurecimiento de la política francesa hacia los consumidores de drogas, revelando que la amende forfaitaire délictuelle (AFD) pasaría de 200€ a 500€.
El anuncio se hizo el martes 16 de diciembre, durante un intercambio con los lectores del periódico regional La Provence, en un contexto de aumento de las tensiones relacionadas con el tráfico de drogas y la violencia en la ciudad.
«500 euros, porque hay que darles en la cartera, porque drogarse no es divertido», dijo el Presidente de la República. Esta medida supone un aumento significativo respecto al marco actual, según el cual las multas pueden reducirse a 150 euros por pronto pago o aumentarse a 450 euros por retraso. El nuevo límite máximo pretende reforzar el efecto disuasorio de la política.
Vínculo entre consumidores y violencia urbana
Para Emmanuel Macron, la responsabilidad de la violencia relacionada con la droga no recae únicamente en las redes de traficantes. Mencionó explícitamente a los consumidores como uno de los motores de la violencia que afecta a ciertos barrios.
«Nada de esto estaría ocurriendo si no hubiera gente comprando cocaína y hachís», dijo, y añadió: «Estoy harto de ver, por un lado, a jóvenes a los que lloramos y, por otro, a jóvenes a los que les parece divertido consumir drogas, generalmente de orígenes sociales diferentes.»
El Presidente insistió en la dimensión simbólica de la medida, repitiendo: «No es divertido consumir drogas», y advirtiendo de que el consumo de drogas alimenta las redes criminales «que están destruyendo nuestras ciudades y nuestros barrios».
El anuncio se hizo en un día altamente simbólico. Antes de sus promesas públicas, Emmanuel Macron visitó la tumba de Mehdi Kessaci en el cementerio de Saint-Henri, al norte de Marsella. El joven de 20 años recibió seis disparos en noviembre, en lo que los investigadores consideran un probable «crimen de intimidación» destinado a silenciar a su hermano, el activista contra el narcotráfico Amine Kessaci.
El presidente dijo actuar con «espíritu de lucha», recordando que la lucha contra el narcotráfico había sido elevada al rango de prioridad nacional, al mismo nivel que la lucha contra el terrorismo. Destacó el refuerzo de los medios del Estado en Marsella, incluida la creación de la Oficina de Lucha contra el Tráfico de Estupefacientes (OFAST), en un intento de hacer olvidar el escándalo OCRTIS, y el despliegue de fuerzas policiales suplementarias.
Según el jefe del Estado, los esfuerzos en materia de seguridad ya han dado sus frutos. «Hemos aumentado los medios», declaró, citando los 500 policías suplementarios destinados a Marsella en los últimos años y afirmando que el número de puntos de venta de droga se ha reducido a la mitad, mientras que los índices de vigilancia se han triplicado.
En la cúspide de la jerarquía criminal, el Presidente prometió intensificar la acción.
«Estamos sacudiendo la cúspide de la red, trabajando juntos para detener a los líderes», declaró, refiriéndose también a las secciones de alta seguridad de las prisiones diseñadas para aislar a los grandes traficantes. También anunció próximas visitas internacionales para buscar la cooperación de los países donde se encuentran los líderes de la red, con vistas a incautar bienes y extraditar a los sospechosos.
Mientras Francia intensifica sus esfuerzos represivos, el debate sigue abierto: ¿el endurecimiento de las sanciones pecuniarias, aunque las FDA no se paguen, contra los consumidores puede realmente frenar el tráfico de drogas, o sólo añadirá una capa más a una relación ya tensa entre los poderes públicos y las poblaciones vulnerables?
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