Cáñamo

La agencia agraria brasileña da luz verde a la investigación sobre el cannabis

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La Agencia Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) ha recibido autorización de Anvisa para investigar el cannabis. La agencia quiere crear su primer banco de semillas de Cannabis y planea investigar el cáñamo para la producción de fibra.

Una autorización histórica para Embrapa

A finales de noviembre, Anvisa concedió a Embrapa la primera autorización para realizar investigaciones agronómicas sobre el cannabis, incluida la creación del primer banco oficial de semillas de Cannabis de Brasil. Para investigadores como Daniela Bittencourt, que lleva mucho tiempo luchando por el acceso científico a la planta, la autorización de la agencia representa un cambio histórico.

«Esto es sólo el principio», afirmó Bittencourt. El programa está estructurado como un plan de investigación de 12 años, en el entendimiento de que, al igual que el trabajo sobre la soja o el maíz, podría continuar indefinidamente. Respaldada por una inversión pública inicial de unos 13 millones de reales (2 millones de euros), la iniciativa identificará cultivares adaptados a las condiciones tropicales de Brasil y apoyará el desarrollo nacional de variedades medicinales ricas en CBD y de cáñamo para fibras.

Las innovaciones de Embrapa han convertido a Brasil en el primer productor mundial de soja. Las partes interesadas esperan que la amplia experiencia de la agencia en genética y agricultura tropical pueda hacer lo mismo con el cannabis, abriendo vías de investigación que atraigan a empresas globales y reduzcan la dependencia de Brasil de medicamentos importados basados en cannabinoides.

La demanda de medicamentos basados en cannabinoides sigue creciendo. Se espera que Brasil gaste más de 150 millones de dólares en estos productos en 2025, la mayoría importados.

Lentitud normativa

Sin embargo, la luz verde a la investigación llega mientras se sigue retrasando el establecimiento de normas nacionales para el cultivo de cannabis con bajo contenido en THC . Poco después de la autorización concedida a Embrapa, el Superior Tribunal de Justicia (STJ) volvió a prorrogar el plazo dado al gobierno para finalizar la reglamentación sobre la importación y el cultivo de semillas de cáñamo para fines médicos y científicos.

La Anvisa y el gobierno federal, que en un principio debían emitir las normas en un plazo de seis meses a partir de una sentencia de 2024 que clasificaba el cannabis con bajo contenido de THC fuera de la legislación brasileña sobre estupefacientes, han incumplido repetidamente los plazos. La última prórroga retrasa el plazo hasta el 31 de marzo de 2026, reflejando lo que los funcionarios describen como la «complejidad científica y normativa» del cultivo de cannabis.

La juez Regina Helena Costa, autora de la decisión de 2024, reconoció que el gobierno necesitaba más tiempo, pero subrayó que los reguladores tenían que proporcionar en última instancia un marco viable. El proceso implica ahora a varios ministerios, coordinación interinstitucional e incluso una posible revisión por parte del Conselhão, ampliando la participación política en el proceso de elaboración de normas.

Frustración del sector y obstáculos científicos

Los sucesivos aplazamientos han provocado una creciente frustración entre investigadores y agentes del sector del cáñamo. Representantes de Embrapa advirtieron de que cada retraso ralentizaba el progreso científico e impedía a Brasil tomar decisiones basadas en pruebas sobre el cultivo, la genética y el desarrollo industrial.

Como el cáñamo no fue reconocido para sus aplicaciones no médicas en la decisión del STJ de 2024, su cultivo para fibra o grano sigue limitado a la investigación y a proyectos piloto. Los actores de la industria dicen que sin una estructura reguladora, Brasil corre el riesgo de perder oportunidades económicas en productos farmacéuticos, cosméticos y materiales sostenibles, todas las áreas donde la competencia mundial se está intensificando.

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