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El Tribunal Constitucional de España anula la ley catalana sobre la regulación de los clubes de cannabis: qué significa

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El año pasado, el Tribunal Constitucional español suspendió la Ley Catalana de Asociaciones de Consumidores de Cannabis, que regulaba el cultivo y el transporte de los clubes de cannabis en toda la comunidad autónoma. Hoy, es oficial, ha sido declarada inconstitucional por considerar que dicha regulación no es competencia de las comunidades autónomas sino de la Justicia Central por la ilegalidad del cannabis. Que no cunda el pánico, esta decisión no significa que los clubes cannábicos españoles vayan a desaparecer, sino todo lo contrario.

Un conflicto de jurisdicción

La ley catalana fue el resultado de una Iniciativa Legislativa Popular para la regulación del cannabis y los clubes de cannabis. Fue aprobada por la gran mayoría de los partidos políticos del Parlamento catalán, a excepción del Partido Popular. Especificaba que los miembros del club debían ser mayores de edad y estar registrados para poder controlar las cantidades y la frecuencia de su adquisición de cannabis. También incluía controles higiénicos y sanitarios para prevenir riesgos.

Una ley similar había sido introducida años antes por el Parlamento de Navarra y fue suspendida en 2015 y luego anulada por el Tribunal Constitucional por los mismos motivos. El juez Ricardo Enríquez menciona de hecho el caso en su sentencia. El veredicto no sorprende, pero sí irrita. Aparte del ya tenso contexto político entre Cataluña y Madrid, la regulación de los clubes está muy solicitada dentro del mundo cannábico español.

El modelo de club lleva años funcionando y es ampliamente tolerado, pero sus límites legales no están claramente definidos. La iniciativa de los gobiernos provinciales de regularlas fue bien recibida por muchas asociaciones. Al final, no importa quién sea el responsable de la regulación, siempre que haya regulación. Sin embargo, no parece ser una prioridad para el gobierno central. Como consecuencia de la inseguridad jurídica, algunos clubes son demandados a veces de forma más o menos arbitraria.

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Una mirada a los juicios de los clubes españoles

La persecución de los clubes se remonta a 2015, cuando el Tribunal Supremo condenó a miembros de la asociación Bilbao Ebers a multas y penas de prisión. El tribunal calificó los hechos de tráfico de drogas, pero reconoció la ambigüedad de la ley, lo que llevó a anular las penas de prisión. Posteriormente, los juicios de los Tres Monos de Barcelona y de Pannagh fueron aún más sonados y dieron la impresión de una estrategia de disuasión. Para evitar la persecución, los clubes se han vuelto cada vez más silenciosos, pero no han dejado de funcionar.

En un principio, los clubes fueron juzgados por los tribunales provinciales, que consideraron que si los acusados podían demostrar que operaban con un modelo de «consumo compartido» y en una auténtica asociación sin ánimo de lucro, no era necesario procesarlos. Esta tolerancia por parte de los tribunales provinciales probablemente no agradó al gobierno central dirigido por el Partido Popular en aquel momento. La Fiscalía General del Estado, a través de la Instrucción 2/2013, cambia la situación: las asociaciones antes perseguidas por su cultivo de cannabis pueden ser ahora perseguidas por tráfico de drogas, lo que justifica su enjuiciamiento en tribunales superiores a nivel federal.

Tras ser absueltos a nivel provincial, que consideró que la asociación funcionaba sin ánimo de lucro y de forma exclusiva, los miembros de la asociación Pannagh fueron, sin embargo, condenados por el Tribunal Supremo tras un recurso de la fiscalía. Sin embargo, su sentencia ha sido recientemente anulada por el Tribunal Constitucional, que debía confirmarla por considerar que no se había escuchado a los acusados sobre si tenían motivos para creer que el cultivo de cannabis en el contexto de una asociación era legal. El Tribunal Constitucional reconoció así la ambigüedad de la ley.

El futuro de los clubes

Todas estas disputas demuestran que la inseguridad jurídica no puede persistir y el contexto sugiere que una regulación del cannabis en España está cerca. Algunos clubes denuncian una situación de inseguridad jurídica para un sector que ya es una realidad: «hay más de 800 asociaciones en el registro de personas jurídicas que gestiona el Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña y según las últimas estimaciones más de 4.000 personas trabajan en el sector».

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Muchas asociaciones activistas exigen la participación de los agentes políticos y sociales en el proceso de regulación. El CatFAC señala que el modelo ya existe y que sólo hay que regularizarlo, sugiriendo de paso que hacer la vista gorda es hipócrita: «la escena prohibicionista se está derrumbando a nivel internacional ante la evidente falta de eficacia de sus políticas y los importantes y peligrosos costes que conllevan. Tenemos un modelo de regulación que ya es una realidad en nuestro país.

Para superar el conflicto competencial, la asociación pide al parlamento catalán y a sus diputados que adapten la ley anulada y la presenten al gobierno central por el procedimiento legislativo federal. Se convertiría así en la ley de la Asociación de Consumidores de Cannabis de España. Recientemente, el Parlamento de Navarra lanzó una iniciativa similar a través de una iniciativa popular y el partido Podemos se mostró a favor de una legalización del cannabis en todo el país.

Aurélien creó Newsweed en 2015. Especialmente interesado en las normativas internacionales y los diferentes mercados del cannabis, también posee un amplio conocimiento de la planta y sus usos.

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