La Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas (CND ) ha decidido oficialmente incluir el hexahidrocannabinol (HHC) en el Cuadro II del Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971.
La decisión, adoptada en la 68ª sesión de Viena, prohíbe el uso no médico del hexahidrocannabinol en los 184 países signatarios del convenio.
La clasificación del HHC lo equipara a sustancias como el cannabis y la metanfetamina. Como consecuencia, los gobiernos deben establecer ahora sistemas de licencias para la producción, distribución e investigación, mientras que la posesión o venta no autorizadas pueden acarrear sanciones penales.
Una decisión casi unánime, con una abstención estadounidense
La decisión requería una mayoría de dos tercios, es decir, al menos 36 votos a favor. Al final, un gran número de países apoyó la prohibición, con la única abstención de Estados Unidos. Francia, Alemania, Reino Unido, Canadá, Brasil, China, Japón y Sudáfrica, entre otros, votaron a favor de la prohibición.
La abstención de la delegación estadounidense levantó ampollas, sobre todo teniendo en cuenta la actual lucha del país contra los «intoxicantes del cáñamo» no regulados.
Según funcionarios estadounidenses, el cáñamo ya está regulado por leyes estatales, aunque su estatus legal a nivel federal sigue siendo ambiguo. Actualmente, la Ley de Sustancias Controladas (CSA) no menciona explícitamente el cáñamo, dejando su clasificación abierta a la interpretación bajo la Ley Agrícola de 2018.
La rápida propagación y regulación del HHC
El HHC, un cannabinoide semisintético, ha surgido como alternativa legal al THC delta-9 desde 2022. Según la Agencia Europea de Medicamentos (EUDA), el HHC se ha detectado en el 70 % de los Estados miembros de la UE y se vigila en el marco del Sistema de Alerta Temprana (EWS) desde octubre de 2022.
La recomendación de la OMS de prohibir el HHC cita preocupaciones de salud pública, afirmando que «supone un riesgo para la salud pública y no tiene un uso terapéutico reconocido».
Algunos argumentan que la falta de investigación suficiente hace que la decisión sea prematura.
Según una encuesta europea sobre drogas de 2024, el 14% de los encuestados había consumido cannabinoides sintéticos en el último año, lo que los sitúa entre las sustancias más consumidas en la UE.
Respuestas internacionales divergentes
Mientras que muchos gobiernos han acogido con satisfacción la decisión de la ONU, otros han adoptado un enfoque más cauteloso.
La República Checa se opuso a una prohibición inmediata del HHC, optando en su lugar por una clasificación «en revisión» bajo su nueva Ley sobre Sustancias Psicomoduladoras. Este marco establece un periodo de evaluación de dos años para evaluar los riesgos y beneficios potenciales de las nuevas sustancias psicoactivas. El Czech Rational Addiction Policy Think Tank criticó abiertamente la decisión de la CND, argumentando que la evaluación de riesgos de la OMS era inadecuada y carecía de rigor científico.
Mientras tanto, en Irlanda se han intensificado los llamamientos a la prohibición total del HHC. Especialistas en adicciones y líderes religiosos afirman que la sustancia ha contribuido a un aumento de la psicosis inducida por drogas entre los jóvenes. El Dr. Bobby Smyth, destacado psiquiatra infantil, ha afirmado que el HHC es ahora «la segunda causa de psicosis inducida por drogas» en el país, aunque no dispone de cifras que lo respalden.
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