Por primera vez en la historia moderna, más estadounidenses consumen cannabis que cigarrillos, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) y la Universidad de Kentucky.
Publicada en la Journal of Addictive Behaviors, esta investigación es, según sus autores, el análisis más completo hasta la fecha de las tendencias en el consumo de cannabis, tabaco y sus combinaciones entre adultos entre 2015 y 2023.
Los resultados revelan un continuo descenso del consumo de tabaco acompañado de un marcado aumento del consumo de cannabis, lo que refleja un posible efecto de sustitución a medida que la percepción del riesgo, las normas sociales y la legislación evolucionan en EE.UU.
Entre 2021 y 2023, los datos de la Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y Salud (NSDUH) indican que la proporción de adultos que solo consumieron cannabis en los últimos 30 días aumentó del 7,2% a 10,6%, mientras que la proporción de fumadores exclusivos de cigarrillos descendió de 10,8% a 8,8%.
Cambio de normas y percepciones
Los investigadores atribuyen este cambio a la creciente legalización del cannabis recreativo en los estados de EE.UU., combinada con los antiguos esfuerzos antitabaco.
«El aumento del consumo exclusivo de cannabis en todos los grupos va de la mano de la creciente legalización del cannabis recreativo a nivel estatal, aumentando su accesibilidad y normalización», señala el estudio. Por el contrario, el descenso del consumo de cigarrillos «es coherente con décadas de esfuerzos antitabaco y cambios en las normas de consumo de tabaco».
Los autores observaron que el co-consumo, es decir, co-consumo de ambas sustancias, se mantuvo relativamente estable, lo que interpretan como una señal de que muchas personas pueden estar reemplazando los cigarrillos por el cannabis en lugar de combinar ambos.
Esta tendencia refleja otros estudios que sugieren que el cannabis se consume cada vez más como alternativa al alcohol, sobre todo entre adultos jóvenes y en estados donde el mercado es legal.
¿Quién consume qué?
Más allá de las tendencias generales, el estudio identifica patrones demográficos diferenciados. El consumo de cigarrillos sigue siendo más frecuente entre grupos socioeconómicamente desfavorecidos, es decir, aquellos con menor nivel educativo, ingresos más bajos o que carecen de seguro médico.
Por el contrario, el consumo exclusivo de cannabis predomina entre los adultos más aventajados, sobre todo entre los que tienen estudios superiores, mayores ingresos y seguro privado.
De 2015 a 2019, el consumo exclusivo de cigarrillos disminuyó en casi todos los grupos, mientras que el consumo exclusivo de cannabis aumentó de forma constante, lo que refuerza la idea de que este cambio trasciende las divisiones sociales y económicas.
Un dilema de salud pública
A pesar del descenso del tabaquismo, una antigua victoria de la salud pública, los investigadores advierten de que el rápido aumento del consumo de cannabis podría crear nuevos desafíos. «Sin una rápida respuesta política, el cannabis podría convertirse en la próxima crisis de salud pública», advirtieron.
El estudio aboga por «una estrategia múltiple que incluya la educación en salud pública, la detección precoz y el desarrollo de tratamientos eficaces» para evitar que empeoren los riesgos relacionados con el cannabis. Aunque investigaciones anteriores han demostrado que la exposición al humo del cannabis no es tan perjudicial como el humo del tabaco, los autores señalan que el consumo de cannabis conlleva riesgos heterogéneos que dependen de los métodos de consumo, la potencia, la frecuencia y los factores individuales.
«La legislación estadounidense sobre el cannabis está evolucionando rápidamente. Mientras que el descenso del consumo de cigarrillos es alentador, el aumento del consumo de cannabis es preocupante», escriben. «Aunque las nuevas pruebas sugieren posibles aplicaciones terapéuticas del cannabis (tratamiento del dolor, desintoxicación y abstinencia de opiáceos), existen riesgos considerables.»
Descripción general: una nación en transición
Los datos utilizados para el análisis abarcaban todas las formas de consumo de cannabis, incluyendo fumar flores, concentrados vaporizados, edibles y tintura. En cambio, los datos sobre cigarrillos excluían el vapeo de nicotina. En cada periodo de encuesta participaron entre 42.000 y 47.000 personas, con la excepción de 2020, cuando la pandemia redujo el tamaño de la muestra.
Estas cifras se hacen eco de otros hallazgos recientes: según una encuesta de Gallup, el 15% de los adultos estadounidenses afirmaron haber fumado cannabis en el último año, frente a sólo el 11% en el caso de los cigarrillos. Los adultos jóvenes tienen ahora cinco veces más probabilidades de consumir cannabis que tabaco.
En general, estos estudios apuntan a una redefinición cultural del riesgo y los hábitos. Los cigarrillos, antaño profundamente arraigados en la vida estadounidense, están siendo sustituidos gradualmente por el cannabis, una sustancia que, aunque cada vez más normalizada, sigue estando en el punto de mira científico y político.
Como concluyen los autores, «el aumento del consumo de cannabis entre los adultos en paralelo a la disminución del consumo de cigarrillos pone de manifiesto la evolución de las pautas de consumo de sustancias, lo que justifica la vigilancia y la realización de esfuerzos específicos en materia de prevención, tratamiento y políticas».
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