Un nuevo estudio canadiense arroja luz sobre cómo el consumo de tabaco puede alterar el sistema endocannabinoide en personas que consumen cannabis, sugiriendo que la mezcla de ambas sustancias podría empeorar ciertos efectos neurológicos y clínicos.
Publicado en Drug and Alcohol Dependence Reports, el estudio identifica diferencias neurobiológicas significativas entre las personas que consumen cannabis solo y las que lo combinan con tabaco, como suele ocurrir en Francia, destacando una mayor actividad de una enzima clave que regula el equilibrio cannabinoide del cerebro.
Entendiendo el sistema endocannabinoide y la FAAH
El sistema endocannabinoide (SCE) desempeña un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio mental y fisiológico. Funciona con moléculas producidas por el organismo como la anandamida, a menudo denominada la «molécula de la felicidad», que ayuda a regular el estado de ánimo, la respuesta al estrés y los procesos cognitivos. Los niveles de anandamida en el cerebro están estrechamente controlados por la FAAH (ácido graso amida hidrolasa), una enzima responsable de su degradación.
Cuando la actividad de la FAAH es elevada, los niveles de anandamida disminuyen, lo que se ha asociado a un mayor riesgo de depresión, ansiedad y otros trastornos psiquiátricos. Investigaciones anteriores ya han demostrado que el consumo crónico de cannabis puede afectar a la SEC al reducir temporalmente la densidad de receptores CB1 y alterar los niveles de anandamida. Del mismo modo, se sabe que el consumo prolongado de tabaco altera la señalización cannabinoide y reduce la disponibilidad de receptores CB1.
Lo que no estaba claro hasta ahora es cómo el consumo conjunto de estas dos sustancias interactúa dentro de los sistemas neuroquímicos del cerebro.
Un estudio pionero sobre el consumo conjunto de cannabis y tabaco
El nuevo estudio, dirigido por Rachel A. Rabin y sus colegas del Centro de Adicciones y Salud Mental (CAMH) de Toronto, es el primero que explora la influencia del consumo de tabaco en la actividad de la FAAH en consumidores habituales de cannabis. Utilizando imágenes de tomografía por emisión de positrones (PET) con un trazador especializado denominado [11C]CURB, los investigadores midieron los niveles de FAAH en varias regiones cerebrales, como el córtex prefrontal, el hipocampo, el tálamo, el cuerpo estriado sensoriomotor, la sustancia negra y el cerebelo.
Trece participantes que consumían cannabis regularmente se dividieron en dos grupos: los que también fumaban tabaco a diario y los que no. Al comparar los escáneres cerebrales de los dos grupos, mientras se controlaban variables como el sexo y variantes en el gen FAAH, los investigadores hallaron diferencias sorprendentes en la actividad enzimática.
Altos niveles de FAAH vinculados al tabaquismo
Según los resultados, las personas que consumían ambas sustancias presentaban una actividad FAAH significativamente mayor en determinadas regiones cerebrales en comparación con las que sólo consumían cannabis. Los aumentos más pronunciados se observaron en la substantia nigra y el cervebellum, áreas implicadas en el control motor, el procesamiento de recompensas y la formación de hábitos.
El análisis estadístico reveló que los niveles más altos de FAAH en el cerebelo estaban positivamente correlacionados con el número de cigarrillos fumados al día, lo que sugiere una relación directa entre la exposición al tabaco y la elevación de FAAH. Curiosamente, no se encontró tal correlación con los niveles de consumo de cannabis, lo que refuerza la idea de que es el tabaco, y no el propio cannabis, el que puede estar causando estos cambios neuroquímicos.
Los autores del estudio sugieren que el aumento de la actividad de los FAAH puede contribuir al empeoramiento de los resultados clínicos que suelen observarse en las personas que mezclan ambas sustancias, incluyendo una dependencia más fuerte, síntomas de abstinencia más intensos y un aumento de la ansiedad o de los síntomas depresivos.
Interacción entre los sistemas nicotínico y cannabinoide
La interacción entre la nicotina y los receptores cannabinoides ha intrigado durante mucho tiempo a los neurocientíficos. Ambos sistemas están estrechamente relacionados y comparten vías que se solapan en el circuito de recompensa del cerebro. Los estudios con animales han demostrado que la exposición a la nicotina puede sensibilizar el SCE, amplificando potencialmente los efectos psicoactivos del cannabis y acelerando la degradación de la anandamida.
Esta relación bidireccional podría explicar por qué la combinación de tabaco y cannabis da lugar a un perfil neuroquímico distinto. Como señalan los autores, los elevados niveles de FAAH observados en los coconsumidores «podrían reflejar interacciones entre los sistemas endocannabinoide y nicotínico» más que los efectos independientes de una u otra sustancia.
Estos hallazgos plantean cuestiones sobre cómo el consumo de pitillos o spliffs podría influir no sólo en las experiencias inmediatas, sino también en la salud mental a largo plazo.
Implicaciones para la salud mental y la adicción
Clínicamente, unos niveles elevados de FAAH podrían ser un marcador de mayor vulnerabilidad a la adicción y trastornos del estado de ánimo. Investigaciones anteriores han demostrado que las personas con una menor actividad natural de FAAH tienden a tener menos síntomas de abstinencia y un menor riesgo de dependencia del cannabis. Por el contrario, la sobreexpresión de FAAH se ha asociado con comportamientos depresivos y ansiosos.
En términos prácticos, esto podría significar que las personas que mezclan cannabis y tabaco tienen más probabilidades de sufrir adicción, antojos e inestabilidad emocional durante los periodos de abstinencia.
El Dr. Rabin y su equipo sugieren que la acción farmacológica sobre la FAAH podría utilizarse algún día como vía terapéutica para tratar el co-consumo de cannabis y tabaco o aliviar los síntomas de abstinencia. Los inhibidores de la FAAH, que ralentizan la descomposición de la anandamida, ya se están investigando como parte de tratamientos experimentales para la ansiedad y los trastornos por consumo de sustancias.
Un modo de consumo habitual pero poco estudiado
A pesar de estas implicaciones, el consumo conjunto de cannabis y tabaco sigue siendo un problema de salud pública poco estudiado. Las encuestas sugieren que hasta el 80% de los consumidores de cannabis también consumen tabaco de alguna forma, normalmente añadiendo tabaco a sus porros o vaporizando ambas sustancias. Sin embargo, muchos estudios a gran escala no distinguen entre patrones de consumo exclusivo de cannabis y consumo conjunto, lo que puede llevar a pasar por alto diferencias neurológicas y conductuales esenciales.
El presente estudio subraya la necesidad de futuras investigaciones que incluyan grupos de control de sólo consumo de tabaco y de no consumo de sustancias para determinar si los niveles elevados de FAAH se deben únicamente al tabaco o al consumo combinado de ambas sustancias. Un mayor tamaño de las muestras y el control de la exposición reciente a la nicotina también aclararían si los efectos agudos del tabaquismo desempeñan un papel en la actividad enzimática observada.
Hacia una comprensión más matizada del consumo de cannabis
Aunque estos resultados son preliminares debido al pequeño tamaño de la muestra, abren una valiosa ventana a los fundamentos biológicos del consumo conjunto. Las pruebas sugieren que mezclar tabaco y cannabis no sólo altera la experiencia subjetiva, sino que puede cambiar fundamentalmente la forma en que el cerebro regula su propio equilibrio de cannabinoides.
Para la comunidad cannábica, estos hallazgos ponen de relieve la importancia de distinguir entre diferentes prácticas de consumo a la hora de evaluar las repercusiones sobre la salud. Como señalan los autores, «una mayor exposición al tabaco se correlaciona con un aumento de FAAH», lo que proporciona una explicación neurobiológica plausible para el hecho de que los co-consumidores a menudo informan de peores resultados de salud mental que los consumidores de cannabis solo.
Nuevas investigaciones podrían ayudar a determinar si regular la actividad de la FAAH podría convertirse en una estrategia viable para ayudar a las personas que intentan dejar o reducir su consumo combinado de cannabis y tabaco. Mientras tanto, este estudio añade otra pieza al complejo rompecabezas de cómo el sistema cannabinoide del cerebro responde a las sustancias que tanta gente consume conjuntamente.
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