La Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas (CND) convocó una sesión extraordinaria en Viena los días 14 y 15 de marzo de 2024. El encuentro atrajo a líderes mundiales -pero no a responsables políticos franceses- y organizaciones de todo el mundo, con el objetivo de trazar el camino a seguir en los próximos cinco años en política de drogas.
Aunque una coalición liderada por Colombia abogó por reformas progresivas, la declaración resultante no aportó cambios sustanciales.
El llamamiento a la reforma
Una coalición de 60 países, liderada por Colombia, ha pedido una revisión significativa del sistema internacional de control de drogas, subrayando la necesidad de alejarse de los enfoques punitivos. La coalición refleja un cambio de actitud por parte de las naciones anteriormente comprometidas con las políticas prohibicionistas, que reconocen su incapacidad para frenar los mercados de drogas ilícitas y combatir los abusos de los derechos humanos asociados. En particular, varias jurisdicciones de todo el mundo han despenalizado el consumo y la posesión de drogas, mientras que otras están considerando la regulación del cannabis como alternativa.
El presidente colombiano Gustavo Petro, que ya ha pedido el fin de la guerra contra las drogas ante la ONU en 2022, ha cuestionado el sistema internacional de control de drogas, que considera obsoleto, insistiendo en que es urgente reformarlo.
Del mismo modo, Volker Türk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, se hizo eco de la petición de cambios fundamentales en las políticas mundiales sobre drogas. Estas declaraciones refuerzan el creciente reconocimiento de las deficiencias de los planteamientos actuales y la necesidad de estrategias más eficaces y basadas en los derechos.
A pesar de los llamamientos a una acción audaz, la declaración de la CND no estuvo a la altura de las expectativas. Meses de negociaciones dieron como resultado un «documento políticamente débil», según el Groupement Romand d’Etude des Addictions (GREA), que reitera principalmente los compromisos de la última década. El proceso basado en el consenso, aunque tradicional en la política antidroga de la ONU, ha impedido cualquier avance significativo en la lucha contra la crisis mundial de la droga.
Puntos de vista opuestos y acontecimientos paralelos
Frente al mismo tema, persisten enfoques divergentes de la política de drogas. Algunos países siguen defendiendo medidas punitivas que recuerdan a la guerra contra las drogas, a pesar de que cada vez hay más pruebas de su ineficacia. El Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas (IDPC) deplora las graves consecuencias de estos enfoques, como las ejecuciones extrajudiciales, la tortura y las detenciones arbitrarias.
La sesión de la CND estuvo acompañada de debates y conferencias que reunieron a un amplio abanico de actores de todo el mundo, como la Embajada del Cannabis formada, entre otros, por Kenzi Riboulet-Zémouli, Farid Ghéhiouèche o Myrtle Clarke, o la AIMC.
Estos eventos paralelos fueron claramente una oportunidad para ampliar el diálogo sobre la reforma de la política de drogas y presentar enfoques innovadores para regular las drogas.
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