Un estudio reciente de la Universidad de Augusta, publicado en la revista eNeuro, sugiere que el cannabidiol (CBD) puede ayudar a reducir la inflamación cerebral y mejorar la función cognitiva en la enfermedad de Alzheimer.
Esta investigación, realizada en ratones genéticamente predispuestos a desarrollar síntomas similares a los de la enfermedad de Alzheimer, demostró que la inhalación diaria de CBD reducía los marcadores de inflamación y producía mejoras apreciables en el comportamiento relacionado con la memoria.
Aunque estos resultados aún se encuentran en fase preclínica, se suman a un creciente conjunto de pruebas que sitúan al CBD como un potencial modulador del sistema inmunitario más que como un simple aliviador de síntomas.
Según el investigador principal Babak Baban, profesor y decano asociado de investigación del Medical College of Georgia, el equipo abordó la enfermedad desde un nuevo ángulo, considerándola una afección autoinflamatoria, en la que el sistema inmunitario del cerebro se vuelve hiperactivo y se autoperpetúa.
«La enfermedad de Alzheimer sigue siendo uno de los retos más acuciantes de la medicina, ya que afecta a millones de familias en todo el mundo, pero aún no existe un tratamiento verdaderamente eficaz», explicó Baban. «El CBD, conocido por sus potentes propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras, ofrecía una nueva herramienta para probar esta hipótesis»
Más allá de las placas amiloides y los ovillos de tau
Durante décadas, la investigación sobre el Alzheimer se ha centrado en la acumulación de placas amiloides y enredos de tau, dos anomalías proteicas presentes en el cerebro de los pacientes. Sin embargo, a pesar de los miles de millones invertidos en combatirlas, los resultados clínicos han sido decepcionantes. Los científicos estudian cada vez más el papel de la inflamación crónica y la disfunción inmunitaria en la progresión de la enfermedad.
El equipo de la Universidad de Augusta se centró en dos vías inmunitarias clave: la indoleamina 2,3-dioxigenasa (IDO) y la GMP-AMP sintasa cíclica (cGAS). Ambas desempeñan un papel importante en la regulación de la respuesta inmunitaria del cerebro y han sido implicadas en trastornos neurodegenerativos e inflamatorios.
En su estudio, los investigadores expusieron a ratones predispuestos a padecer la enfermedad de Alzheimer a dosis diarias de CBD inhalado durante cuatro semanas. Se eligió este método de administración por su rápida absorción y su administración regular en comparación con las vías orales.
Las muestras de tejido cerebral y las pruebas de comportamiento revelaron que los ratones tratados con CBD presentaban una reducción significativa de la actividad de IDO y cGAS, lo que indica que el compuesto puede influir en la función del sistema inmunitario en el cerebro.
Restablecer el equilibrio del sistema inmunitario del cerebro
Los efectos del CBD van más allá de los marcadores moleculares. Los ratones tratados mostraron mejoras conductuales correspondientes a una reducción de la ansiedad y un mejor rendimiento de la memoria. En la prueba de campo libre, pasaron más tiempo explorando áreas centrales, lo que sugiere una reducción de la ansiedad. En la prueba de reconocimiento de objetos nuevos, mostraron mayor interés por los objetos nuevos, señal de una mejora de la memoria.
Otros análisis revelaron que el tratamiento con CBD redujo los niveles de moléculas inflamatorias como el interferón gamma, la interleucina-1 beta y el factor de necrosis tumoral alfa, mientras que aumentó los niveles de interleucina-10, una citoquina antiinflamatoria. Este cambio de un entorno inmunitario proinflamatorio a otro más equilibrado se corresponde con el potencial antiinflamatorio bien documentado del CBD.
La citometría de flujo, una técnica utilizada para analizar las poblaciones de células inmunitarias, confirmó que los ratones tratados con CBD tenían menos macrófagos infiltrantes, células inmunitarias que suelen contribuir al aumento de la inflamación en los cerebros con Alzheimer. Estos resultados sugieren que el CBD no sólo alivia los síntomas, sino que parece recalibrar el entorno inmunitario del cerebro.
«El grado de interacción entre las dos vías inmunitarias fue mayor de lo esperado», señaló Baban. «Más sorprendente aún fue la eficacia con la que el CBD podía regular ambas a la vez, revelando un mecanismo unificado de control inmunitario en el cerebro»
El concepto de la enfermedad de Alzheimer como una enfermedad autoinflamatoria es relativamente nuevo, ya que sólo ha ganado popularidad en los últimos años. Esta investigación es una de las primeras en vincular los sistemas IDO y cGAS-STING como impulsores clave de la neuroinflamación, y en demostrar que el CBD inhalado puede regular ambos simultáneamente.
«El CBD no es una «cura» para la enfermedad de Alzheimer, y nuestros hallazgos no deben interpretarse así», subrayó Baban. «Lo que hemos demostrado es una base mecanicista: el CBD funciona como un modulador inmunitario de precisión. No desactiva el sistema inmunitario, sino que restablece el equilibrio»
De los modelos animales a los ensayos en humanos
Aunque los resultados son prometedores, los investigadores subrayan que estos hallazgos proceden de modelos animales y que la biología humana puede reaccionar de forma diferente. Sólo se probó una dosis y una duración, lo que deja sin respuesta preguntas sobre los protocolos terapéuticos óptimos. El estudio también se centró en vías inmunitarias específicas, lo que significa que aún podrían descubrirse otros mecanismos importantes.
A pesar de estas reservas, el equipo de la Universidad de Augusta sigue siendo optimista. Ya ha presentado una solicitud de nuevo fármaco en fase de investigación (IND) ante la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) para empezar a probar el CBD inhalado en personas con enfermedad de Alzheimer y otros trastornos cerebrales como el glioblastoma. También tiene previsto ampliar su investigación a afecciones relacionadas, como la demencia vascular y enfermedades autoinmunes, que presentan perfiles inflamatorios similares.
«Nuestro próximo objetivo es traducir estos descubrimientos en aplicaciones clínicas», afirma Baban. «En última instancia, esperamos redefinir la neurodegeneración como una enfermedad relacionada con el desequilibrio inmunitario y desarrollar terapias que restauren la homeostasis cerebral, no sólo supriman los síntomas.»
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