El ejército italiano detiene la producción de cannabis medicinal en Italia

El ejército italiano, que sigue siendo el único productor de cannabis medicinal del país, ha interrumpido la producción en sus instalaciones de Florencia debido a una «falta crónica de personal».

La paralización amenaza con interrumpir aún más el acceso al cannabis medicinal de los 50.000 pacientes que se calcula que hay en Italia y aumentar la presión sobre una cadena de suministro que ya sufre una grave escasez de personal.

Se produce pocos meses después de que el ejército anunciara su ambición de lograr un crecimiento de tres dígitos en la producción de cannabis medicinal este año, para alcanzar los 700 kg, marcando lo que describió como el primer paso hacia la autosuficiencia en Italia.

Parada de la producción

El 13 de abril, en un acto público organizado por la Asociación de Pacientes de Cannabis Medicinal en Bolonia, se confirmaron los rumores de que la producción de cannabis medicinal podría estar amenazada.

El director de la planta militar de producción de cannabis medicinal en Florencia, el coronel Gabriele Picchioni, declaró a la publicación italiana Soft Secrets que la producción se ha detenido en la planta desde el 5 de abril de 2023 y se espera que continúe hasta mediados de junio.

El Sr. Picchioni dijo que, efectivamente, la producción de cannabis medicinal estaba «actualmente suspendida», pero que no se debía a la falta de personal, sino «a los trabajos ya previstos» para construir una nueva línea de producción en las instalaciones.

Además, sugirió que la instalación tenía «existencias que compensarán la escasez temporal» en su almacén, y que «con el cannabis importado, deberían permitirnos no tener ningún impacto en la continuidad terapéutica».

Aunque afirmó que la producción había ido «bien» en el primer trimestre y que se esperaba reanudar una producción similar en junio, dijo que «veremos si seremos capaces de producir los 400 kg exigidos por el Ministerio de Sanidad».

Fabrizio Dentini, quien dio la noticia, rebatió la declaración de Picchioni, declarando a Business of Cannabis: «El impacto es un gran engaño porque el Estado no sólo no suministra toda la cantidad de cannabis medicinal requerida cada año a nivel nacional (estimada en 1.500 kg), sino que ni siquiera puede suministrar lo que ha solicitado el Ministerio de Salud italiano (400 kg para 2023).»

«En esta situación, podemos esperar que el ejército italiano ni siquiera sea capaz de producir 100 kg en 2023»

En cuanto al suministro de cannabis medicinal cultivado en el país, Dentini sugirió que, de todos modos, probablemente quedaría en stock indefinidamente, ya que los médicos que lo recetan prefieren productos importados como el Bediol de los Países Bajos.

«Los médicos italianos prefieren recetar Bediol en lugar de la variedad italiana, por lo que probablemente permanecerá en el depósito militar hasta que Bediol deje de estar disponible en el mercado italiano». ¿Por qué los médicos italianos prefieren recetar Bediol? Sencillamente porque esta variedad está más a menudo en el mercado y, por lo tanto, es más fiable que la variedad italiana.

Maurizio Valliti, director general del dispensario italiano de cannabis medicinal Clinn, declaró a Business of Cannabis que, según la experiencia de su empresa, no ha habido problemas de suministro de existencias hasta la fecha, y que la noticia no tendría «ningún impacto negativo en el suministro y la continuidad de la atención».

Añadió que sólo alrededor del 6% de los productos prescritos actualmente por su clínica son cannabis medicinal italiano cultivado en el país.

Crónica escasez de personal

Aunque Picchioni dijo que el cierre estaba planeado, un representante sindical de la planta militar pintó un cuadro muy diferente de la situación.

A finales de febrero, Umberto Fragassi afirmó en la página web del Ministerio de Sanidad que la «escasez crónica de personal a varios niveles… y la ausencia de varias figuras clave» amenazaban con provocar un «cierre forzoso» del suministro de cannabis medicinal.

Más tarde declaró a Soft Secrets que el centro tendría que «duplicar el número de personas empleadas actualmente» para funcionar correctamente.

«En efecto, para poder producir a gran escala, se necesitan medios, recursos humanos e infraestructuras adecuados, que por el momento son insuficientes. Por eso nos preguntamos cómo es posible seguir garantizando, en esta situación crítica, una producción mínima conforme a la normativa del sector».

Para remediar esta situación «crítica», el Sr. Fragassi abogó por una revisión del marco actual, con el fin de racionalizar la burocracia y mejorar así la eficacia del ejército.

Para ello, sugirió transferir la responsabilidad de la operación a la Presidencia del Consejo, en lugar de tenerla bajo la autoridad tanto de Sanidad como de Defensa.

«Esta hipótesis, que siempre ha sido combatida por los políticos, nos permitiría tener el funcionamiento y la flexibilidad típicos de una fábrica farmacéutica, algo impensable hoy en día con las limitaciones de la administración pública»