Cannabis recreativo

La Académie de Médecine sigue apoyando la prohibición del cannabis

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En una declaración publicada el 9 de abril, la Academy of Medicine reiteró su posición prohibicionista sobre el cannabis, citando una selecta gama de preocupaciones de salud pública y estudios internacionales para apoyar su posición, mientras omite a sabiendas el daño causado por la prohibición.

La Académie de Médecine también se había posicionado en contra de la experimentación con cannabis terapéutico. Uno de sus miembros también abogó recientemente por «esterilizar a los toxicómanos», momento en el que la Academia emitió un rápido comunicado para distanciarse de estos comentarios ante la protesta de los profesionales sanitarios.

Una advertencia explícita contra la legalización

«Legalizar el uso recreativo del cannabis causaría graves problemas en términos de salud pública», advirtió la Academia de Medicina en un comunicado que suena más a recomendación política que a advertencia real.

No es la primera vez que la institución se posiciona sobre el tema. Declaraciones anteriores en 2021 y 2023 sentaron las bases de su oposición, pero los datos recientes, según la Academia, no han hecho más que «confirmar los problemas que han surgido en los países que han legalizado el cannabis».

El documento, calificado de «particularmente incisivo» por Quentin Haroche en su artículo para Le Quotidien du Médecin, enumera una serie de resultados preocupantes observados en países de América del Norte y del Sur que han optado por la legalización del cannabis recreativo, entre ellos Canadá, Uruguay y varios estados americanos.

Según la Academia, el impacto en la salud pública de la legalización ha sido de todo menos neutro. Citando datos canadienses, la Academia señala un aumento del 12-22% en los ingresos hospitalarios relacionados con el consumo de cannabis entre los adultos de Ontario, y un aumento del triple en los ingresos hospitalarios entre los niños de 0 a 9 años debido a la ingestión involuntaria de productos derivados del cannabis.

En cuanto a la seguridad vial, la Academia informa de que se ha duplicado el número de conductores que han dado positivo por THC tras ser hospitalizados después de sufrir accidentes en Canadá tras la legalización.

Se dice que las consecuencias para la salud mental son aún más alarmantes: «La proporción de nuevos casos de esquizofrenia asociados al consumo de cannabis aumentó del 3,7% antes de la legalización al 10,3% después de la legalización», siendo los hombres jóvenes de entre 19 y 24 años el grupo más vulnerable. Entre los adolescentes de 12 a 19 años, el riesgo de desarrollar trastornos psicóticos se habría multiplicado por once.

Se cuestiona el discurso a favor de la regulación

La Academia de Medicina también apunta directamente al Informe parlamentario nº 974, presentado el 17 de febrero de 2025, que aboga por la legalización y sugiere que podría permitir el acceso a tratamientos de sustitución para usuarios de riesgo. La Academia refuta categóricamente esta afirmación: «Este tipo de tratamiento todavía no existe, ni para el cannabis ni para la cocaína».

También refuta la idea de que la legalización ayudaría a desmantelar el mercado ilegal de cannabis o a reducir el consumo global. Por el contrario, la Academia afirma que el cannabis legal no ha logrado desplazar las ventas ilícitas, que siguen siendo más competitivas en términos de precio debido a la ausencia de impuestos, prefiriendo no citar los resultados canadienses, donde entre el 75 y el 95% de las compras de cannabis se realizan ahora en el mercado legal.

«En Estados Unidos, donde ya tenemos una trayectoria bastante larga, el número de consumidores se ha multiplicado por veinte, pasando de 0,9 millones en 1992, antes de la legalización, a 17,7 millones después de que se legalizara en muchos estados», señala el comunicado.

También se ataca la idea de que la regulación permitiría controlar mejor las concentraciones de THC. En Uruguay, por ejemplo, el nivel de THC en el cannabis autorizado por el Estado habría pasado del 2% en el momento de la legalización al 15% en la actualidad.

«¿Cómo se consigue que personas acostumbradas a tasas del 15 o 20% consuman cannabis en dosis bajas?», se pregunta la Academia. ¡Nosotros también nos lo preguntamos!

Una «paradoja» política y una llamada a la prevención

Una de las críticas más virulentas a nivel ideológico se refiere a la idea de que la legalización podría servir a los esfuerzos de prevención, sobre todo entre los jóvenes.

La Academia considera que se trata de una contradicción peligrosa: «Resulta paradójico proponer la legalización para la prevención e incluso financiarla», argumentando que el acceso legal de los adultos normalizaría inevitablemente el consumo entre los adolescentes, y sin embargo esto no está ocurriendo en países, Estados o provincias donde se ha legalizado el cannabis.

Por ello, la institución aboga por mantener la prohibición del cannabis en Francia e insta a las autoridades a desarrollar campañas de prevención y sensibilización, especialmente entre los jóvenes. Francia ya tiene la tasa de consumo de cannabis más alta de Europa y la Academia considera que cualquier flexibilización de la ley no haría más que agravar esta tendencia. Si acaso, el ejemplo de los países que han legalizado va en la dirección contraria, donde el consumo entre los más jóvenes nunca ha sido tan bajo, en la Columbia Británica, por ejemplo.

Una comunidad médica dividida

Aunque la Academia de Medicina se ha posicionado como guardiana de la ortodoxia de la salud pública, no todos los miembros de la comunidad médica están de acuerdo con su postura. El Collectif pour une nouvelle politique des drogues (CNPD), que agrupa a organizaciones como Médecins du Monde, la Fédération Addiction y SOS Addictions, emitió un comunicado de prensa la misma semana en el que cuestionaba lo que calificaba de «enfoque exclusivamente represivo de Francia en materia de drogas».

Al reclamar un cambio hacia un modelo social centrado en la salud, el CNPD denunció la estigmatización de los consumidores de drogas y pidió «la exploración sin demora de modelos alternativos de regulación de las drogas, ya probados en varios países». Este llamamiento representa una tendencia más amplia dentro de algunos sectores de los servicios médicos y sociales, que señalan que la prohibición no ha conseguido proteger la salud pública y ha contribuido, en cambio, a la exclusión social y a la criminalización.

¿Entre la omertá científica y la rigidez ideológica?

Contactados por nosotros, planteamos las siguientes preguntas a la Academia:

  • En la nota de prensa se presupone que los partidarios de legalizar el cannabis creen que no supone un problema de salud pública. ¿Pueden decirme en qué se basa esta presunción?
  • ¿En qué se basa la Academia?
  • ¿Cree la Academia que prohibir el cannabis protege a los jóvenes y a los consumidores adultos?
  • ¿En qué se basa esta presunción?
  • ¿Cree la Academia que la prohibición del cannabis frenará su consumo?
  • ¿Cree la Academia que la prohibición del cannabis evita el tráfico y sus repercusiones en la salud pública (productos viciados, no controlados, cannabinoides sintéticos…)?
  • Cuando la Academia dice que prohibir el cannabis protege a los jóvenes y a los consumidores adultos?
  • Cuando la Academia dice que «el mercado negro no ha desaparecido» tras las distintas legalizaciones en el mundo, ¿prefiere la Academia un mercado negro al 100% como en Francia o al 25% como ocurre en Canadá?

A pesar de un breve intercambio de SMS con su responsable de comunicación, no hemos obtenido respuesta. Obviamente, nuestras columnas están abiertas para arrojar toda la luz necesaria sobre su declaración: ¿considera finalmente la Académie de Médecine que la prohibición francesa del cannabis es eficaz para proteger la salud pública y a los jóvenes franceses, los mayores consumidores de cannabis de Europa?

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