La Asamblea de la Polinesia aprobó el jueves 17 de noviembre la legalización del cannabis medicinal. Sin embargo, los parlamentarios locales temen la fragilidad del texto y denuncian el oportunismo del Estado, que ha actuado sin consultar.
De hecho, el presidente de la Polinesia, Edouard Fritch, arrastra la legalización del uso terapéutico del cannabis, una política que es competencia del Estado polinésico y que no necesita el aval de la metrópoli. Fritch, que habla regularmente de los «efectos perversos» del cannabis medicinal y de la necesidad de un «debate social», prefirió hasta hace poco los resultados de un estudio realizado en la Polinesia sobre las variedades locales de cannabis antes de proponer un texto.
Sin embargo, el gobierno polinésico ha presentado esta semana un texto sobre la modificación de la clasificación de sustancias venenosas, que permitiría un régimen derogatorio en Polinesia para el cannabis de uso terapéutico, desde su producción hasta su comercialización.
Sin embargo, se dice que el texto del gobierno tiene defectos que bien podrían llevar a su anulación por parte de los tribunales, según los informes locales. Además, se le acusa tanto de llegar poco antes de unas elecciones importantes como de no haber sido redactado en consulta con los profesionales y los interlocutores sociales. También pasa por alto un proyecto de ley más completo que fue presentado hace más de un año por la diputada Nicole Sanquer, una notable figura de la oposición al presidente Edouard Fritch, pero que nunca fue considerado.
Para el presidente del partido A Here ia Porinetia, la ley del país sobre el cannabis terapéutico es una «decepción».
«Este texto no ha sido objeto de ninguna consulta con los actores locales, los médicos tradicionales, los propios pacientes, a pesar de que el presidente había pedido una amplia consulta» explicó a Radio1.
Según ella, las definiciones contenidas en el artículo 1 están viciadas de ilegalidad y el texto podría ser anulado por los tribunales, como ocurrió en 2018.
«El Gobierno está legalizando directamente el uso del cannabis medicinal, pero sin pasar por una fase experimental. Vimos en la comisión legislativa que el proyecto no estaba maduro, que la ministra [de Sanidad] no pudo responder a nuestras preguntas sobre las patologías focalizadas, sobre la prescripción, sobre la distribución, todo eso es impreciso y además la ministra lo ha dicho hoy, si el proyecto de ley del País se vota hoy, su aplicación podría aplazarse a un año o incluso a varios años» dice Nicole Sanquer, «ya que para su aplicación la asamblea tendrá que votar más deliberaciones y el consejo de ministros tendrá que validar varias órdenes.»
El legislador debe ahora aprobar el texto para que se convierta en ley, lo que debería ocurrir a finales de año.
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