En el ámbito policial, los controles de identidad se consideran desde hace tiempo la piedra angular de la seguridad pública. Un reciente estudio encargado por la Defensora de los Derechos Humanos, Claire Hédon, pone de manifiesto un importante cambio de percepción en las filas de las fuerzas del orden. Publicado el 27 de febrero, el estudio revela algunas revelaciones sorprendentes sobre la eficacia percibida de los controles de identidad, en particular en lo que respecta a la lucha contra el cannabis y sus consumidores.
Cuestionan la eficacia de las medidas represivas contra el cannabis
Según el estudio, una parte considerable de los gendarmes y policías dudan de la eficacia de los controles de identidad. Con casi 47 millones de controles de identidad realizados en Francia cada año, el escepticismo es profundo. El estudio, realizado por investigadores del Centre de recherches sociologiques sur le droit et les institutions pénales (CESDIP), revela que el 39,2% de los agentes del orden considera que los controles de identidad son «poco o nada eficaces» para garantizar la seguridad interior.
El escepticismo alcanza su punto álgido cuando se trata de controles selectivos de consumidores de cannabis. En efecto, el 69,5% de los policías considera que este método es ineficaz para combatir el consumo de cannabis.
El estudio también analiza las actitudes hacia el uso de la fuerza en las fuerzas del orden. Aunque la mayoría (más del 90%) condena el uso de la fuerza para obtener confesiones, las opiniones difieren en cuanto a hasta qué punto debe tolerarse la fuerza. Alrededor del 59,8% de los encuestados cree que, en determinadas circunstancias, es aceptable hacer un uso de la fuerza superior al previsto por la ley.
Uno de los problemas más flagrantes que pone de relieve el estudio se refiere a la formación continua del personal de las fuerzas del orden. Una proporción significativa de agentes expresó su preocupación por una formación inadecuada, especialmente en áreas clave como la reducción de la violencia y los derechos de los ciudadanos. Sólo una pequeña minoría (el 12% de los gendarmes y el 5,5% de los policías) afirma haber recibido formación sobre la reducción de la violencia en el último año.
La llamada a la mejora
A la luz de estas revelaciones, el Defensor de los Derechos Humanos hace un llamamiento a las autoridades públicas para que den prioridad a la aplicación de las medidas recomendadas. El refuerzo de la formación inicial y continua de los agentes de policía y de los gendarmes está en primera línea de estas recomendaciones. La instauración de un sistema sólido de evaluación de la práctica de los controles de identidad se considera imperativa, haciendo hincapié en la evaluación de su eficacia y de su impacto en las relaciones comunitarias.
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