Un reciente informe de la fundación británica Transform destaca los beneficios económicos que el Reino Unido podría obtener de la legalización y regulación del cannabis.
El estudio estima que una medida de este tipo podría generar 1.500 millones de libras al año, combinando 1.000 millones de libras en ingresos fiscales y 300 millones de libras de ahorro en costes de aplicación de la ley, tribunales y encarcelamiento.
Más allá de los beneficios fiscales, la legalización podría crear más de 15.500 puestos de trabajo a tiempo completo, al tiempo que reduciría significativamente el mercado ilegal de cannabis.
Como dijo Steve Rolles, analista político senior de Transform, «hay muchos argumentos poderosos para acabar con el fracaso generacional y la injusticia de la prohibición del cannabis, pero los argumentos económicos son de particular importancia en el debate político actual.»
https://twitter.com/TransformDrugs/status/1896862232996360609
Tres modelos de legalización
El informe explora tres enfoques normativos distintos:
- Un modelo comercial controlado por el Estado: Este modelo, similar al sistema canadiense, maximizaría los ingresos, aportando potencialmente 1.230 millones de libras en ingresos fiscales y ahorrando 284 millones de libras en costes de justicia penal. Sin embargo, suscita preocupación por la consolidación del mercado y la dominación de las empresas
- Un modelo sin ánimo de lucro y de cultivo doméstico: Inspirado en España, Uruguay, Alemania y Malta, este enfoque generaría 345 millones de libras en ingresos fiscales y crearía 7.000 puestos de trabajo. Aunque reduciría los costes de regulación y evitaría la influencia empresarial, probablemente sólo sustituiría al 45% del mercado ilegal
- Un modelo híbrido: Esta estrategia combina cultivo casero, asociaciones de cannabis sin ánimo de lucro y comercio minorista regulado. Se espera que aporte 1.100 millones de libras en ingresos fiscales y cree 15.525 puestos de trabajo, al tiempo que captura el 80% del mercado ilícito en cinco años. Aunque este modelo concilia ventajas económicas y garantías de salud pública, no deja de entrañar riesgos de monopolización del mercado
Consideraciones sociales y de salud pública
Aunque el informe hace hincapié en los beneficios económicos, subraya que éstos no deben eclipsar las prioridades de salud pública y justicia social. La legalización permitiría la venta de productos de cannabis más seguros y probados en laboratorio, garantizaría un claro control de las dosis y desplazaría el foco de atención de las sanciones penales a la reducción de riesgos y la educación.
Según Ester Kincová, coautora del informe, «ilegalizar el cannabis ha sido un fracaso generacional, ha socavado la salud pública, ha criminalizado a millones de personas, ha malgastado el dinero de los contribuyentes y es cada vez más impopular entre el público».
Además, el informe pide que se ponga remedio a las injusticias históricas de la prohibición del cannabis, que han afectado de forma desproporcionada a las comunidades marginadas, en particular a la población negra. Un mercado legalizado podría permitir la reinversión selectiva de los ingresos procedentes del cannabis y la reversión de condenas anteriores, proporcionando mayores oportunidades a los afectados por las políticas anteriores.
A pesar de un movimiento internacional hacia la regulación del cannabis, el gobierno del Reino Unido todavía tiene que entrar en discusiones serias sobre la reforma. Como sostiene Steve Rolles, «ya es hora de que el Gobierno británico madure -se enfrente a la realidad- e inicie un debate adulto sobre cómo legalizar y regular el cannabis puede beneficiar al Reino Unido».