Los partidos neocaledonios Avenir en confiance (AEC) y UC-FLNKS quieren eliminar el cannabidiol (CBD) de la lista de productos estupefacientes en Nueva Caledonia. Se han presentado tres solicitudes en este sentido, al Congreso y al gobierno del país, con un proyecto para estudiar la creación de una industria local del cáñamo.
Un CBD impresionante desde 2018
Nueva Caledonia optó por clasificar la molécula cannabidiol en su lista de productos estupefacientes en abril de 2018. La motivación esgrimida para esta clasificación seguía siendo en ese momento bastante escueta y se basaba en la psicoactividad del CBD, que proporciona sus efectos en el cuerpo humano sin generar sin embargo efectos psicotrópicos.
El año anterior, la Organización Mundial de la Salud indicó que su consumo no presentaba ningún riesgo para la salud pública. Y que el CBD podría tener algún valor terapéutico, aunque en aquel momento parecía que se necesitaban más pruebas.
«Esta evidencia adicional, relata la AEC en un comunicado, acaba de ser aportada por recientes estudios realizados por diversos laboratorios de investigación y que corroboran el papel beneficioso del CBD en el tratamiento de la epilepsia, como inmunosupresor así como su interés en la lucha contra las adicciones y en particular la del THC o incluso la cocaína.»
El CBD también es legal en Francia continental, sin más restricciones que el contenido de THC de los productos que lo contienen, que no debe superar el 0,3%.
«Con el fin de poner fin a la desigualdad de trato que existe actualmente entre metropolitanos y caledonios en términos de acceso al CBD, y tras los resultados de los últimos estudios científicos que demuestran que el CBD no tiene potencial adictivo, se pide al gobierno que adopte un decreto destinado a retirar el CBD de la lista de sustancias estupefacientes» solicita el texto de los ediles.
L’Avenir en confiance y UC-FLNKS no piden, obviamente, legalizar el cannabis en Nueva Caledonia, sino simplemente abrir la posibilidad de comercializar productos derivados del cáñamo y que contengan CBD, como infusiones, aceites o cosméticos. Según fuentes locales, estos productos ya se pueden adquirir libremente en Nueva Caledonia, pero es probable que sean perseguidos judicialmente.
«Es una necesidad de salud pública», explica Virginie Ruffenach, presidenta del grupo AEC, «y también una necesidad de bienestar, y de permitir que los neocaledonios, como la gente de la Francia metropolitana, como los europeos, como los estadounidenses, como la gente de Australia, Nueva Zelanda, Suiza… puedan disponer de este producto en Nueva Caledonia»
Por ello, se presentaron tres deseos al Gobierno y al Congreso de Nueva Caledonia:
- eliminar el CBD de la lista de estupefacientes
- autorizar la importación de productos certificados por la UE (excluidas las flores secas) dentro del marco legislativo aplicable en Francia metropolitana, a la espera de que se establezca una cadena de producción local
- realizar un estudio para instalar un sector local del cáñamo, «destinado a la producción de fibras textiles, materiales de construcción, CBD, etc.»