Los clubes de cannabis y los dispensarios de cannabis medicinal se han multiplicado en las principales ciudades de Sudáfrica

En las principales ciudades de Sudáfrica han surgido clubes de cannabis privados y dispensarios de cannabis medicinal. Sin embargo, la situación legal de estos negocios sigue siendo incierta debido a la falta de una normativa clara tras la despenalización del cannabis para uso privado en 2018.

A medida que la industria crece, el marco legal se queda atrás, creando un entorno confuso y precario para los propietarios de negocios y los consumidores.

El auge de los clubes y dispensarios de cannabis

Desde la histórica sentencia del Tribunal Constitucional de Sudáfrica que despenalizó el consumo privado y el cultivo de cannabis, el mercado del cannabis ha florecido.

Clubes de cannabis como Infusion Social Club, Canna Busters y Medcur Medical Cannabis se han establecido en zonas urbanas como Cape Town y Johannesburgo, y regularmente aparecen nuevos puntos de venta. A pesar de este crecimiento, la venta de cannabis sigue siendo técnicamente ilegal en virtud de la Ley sobre Drogas y Tráfico de Drogas de 1992, que regula las actividades relacionadas con las drogas en lugares públicos.

La explosión de clubes sociales de cannabis puede atribuirse a una zona legal gris. Muchos clubes justifican sus actividades citando la sentencia Prince, que legalizó el consumo privado de cannabis. Afirman que, al alquilar terrenos privados a sus miembros y ofrecer servicios de horticultura, actúan dentro de la legalidad.

Sin embargo, este modelo de «club de cultivo» ha sido objeto de desafíos legales, sobre todo en el caso del Haze Club de Ciudad del Cabo, que fue objeto de una redada policial en 2020. La defensa del club fue rechazada por el tribunal, y la jueza Hayley Slingers dictaminó que permitir un modelo de este tipo sin una legislación explícita podría legalizar de hecho el comercio de cannabis.

Por otra parte, los dispensarios médicos están utilizando la sección 21 de la Ley de Medicamentos y Sustancias Relacionadas (Medicines and Related Substances Act), que permite la venta de medicamentos no registrados en circunstancias específicas, para justificar la venta de cannabis medicinal.

Según Paul-Michael Keichel, abogado especializado en cannabis implicado en los casos, el uso de la Sección 21 no pretendía amparar la venta generalizada de cannabis a través de dispensarios, sino facilitar el acceso urgente a medicamentos no registrados a pacientes con necesidades desesperadas. Comparó el uso de esta laguna legal con el polémico uso de la Ivermectina durante la pandemia de Covid-19, afirmando que se está abusando de ella por parte de empresas deseosas de capitalizar la creciente demanda de productos a base de cannabis.

A la espera de claridad jurídica

En mayo de 2024, el presidente Cyril Ramaphosa firmó la ley Private Use Cannabis Bill. El proyecto de ley pretendía eliminar las ambigüedades legales que rodean el consumo y el comercio de cannabis, estableciendo directrices más claras sobre lo que constituye el uso privado y fijando sanciones para actividades como la venta y el suministro de cannabis a menores. Sin embargo, el proyecto de ley aún no se ha aplicado, ya que no se ha promulgado oficialmente en el Government Gazette.

La falta de una legislación activa ha frustrado a muchos en el sector, incluidos los propietarios de clubes de cannabis, que creen que la regulación es esencial para que la industria prospere.

Infusion Social Club, uno de los principales clubes de cannabis del país, ha pedido la introducción de un marco regulador similar al que se utiliza para el alcohol. Este marco incluiría licencias de cultivo, licencias de consumo in situ y la creación de un organismo regulador que garantice el cumplimiento en toda la cadena de suministro.

Como señalan, el sector del cannabis ofrece enormes oportunidades económicas, pero necesita seguridad jurídica para alcanzar todo su potencial.