El pasado fin de semana, Berlín acogió Mary Jane 2024, una feria comercial y abierta al público en la que se presentaron los principales actores de la industria del cannabis. La expectación tras la legalización nos atrajo a la que está llamada a convertirse en la mayor feria europea del cannabis.
En una palabra: gigantesca.
El evento contaba con más de 400 stands de expositores y esperaba 40.000 asistentes. Como visitantes bien informados, optamos por ir el primer día, el viernes, para evitar las masivas aglomeraciones del sábado. Los que no desistieron ese día tuvieron que esperar casi tres horas en la entrada. Las entradas a la feria estaban agotadas, y se animó a los visitantes decepcionados el sábado a volver el domingo. A pesar de las aglomeraciones, los visitantes soportaron pacientemente los retrasos, ayudados en gran medida por la planta que era el centro del evento.
El viernes pudimos explorar cómodamente la gran variedad de stands interiores y exteriores, y entablar conversaciones distendidas con socios, clientes, contactos y amigos. Las conferencias a las que asistimos estaban bien organizadas y contaban con una gran asistencia, un cambio refrescante respecto a otros eventos.
¿Por qué asistir al próximo Mary Jane?
La feria reunió a una amplia gama de actores clave en el mercado del cannabis: fabricantes y minoristas de equipos hortícolas, productores de cannabis medicinal y clínicas privadas alemanas dispuestas a expandirse rápidamente ahora que el cannabis ya no se considera un estupefaciente en Alemania. Estuvieron presentes las marcas habituales de semillas, tierra, fertilizantes y LED, así como, lo que resulta más extraño, vendedores de cannabinoides sintéticos y «setas mágicas legales».
Estas últimas, de hecho, estuvieron a punto de provocar el cierre de la feria, ya que el viernes tuvieron que intervenir una veintena de ambulancias después de que jóvenes visitantes consumieran gominolas de hongos. Al expositor responsable se le prohibió volver el sábado por la seguridad de la comunidad y los visitantes, y se prohibió la presencia de cannabinoides sintéticos.
Aparte de este incidente y de las dificultades organizativas, que seguramente se resolverán el año que viene, la feria ofreció amplias zonas al aire libre en las que relajarse, en marcado contraste con Spannabis, donde las zonas para comer son notoriamente estrechas.
Con el cannabis ya legalizado en Alemania, los problemas con el consumo son mínimos y los particulares pueden llevar hasta 25 gramos. Los organizadores son más transparentes en cuanto a las normas, incluido lo que se puede hacer y decir al entrar y salir de la feria.
El mayor reto de este año fue la falta de lugares legales donde comprar. Así que los visitantes tuvieron que arreglárselas por su cuenta.
En definitiva, la Mary Jane de Berlín resultó ser un evento impresionante que refleja la creciente importancia y aceptación de la industria del cannabis en Europa y el potencial del futuro mercado alemán en el que todas estas empresas parecen creer. A medida que la legalización siga evolucionando, las futuras ediciones del Mary Jane prometen ser aún más dinámicas. Para cualquier persona interesada en el mercado del cannabis, ya sean profesionales del sector o curiosos recién llegados, la asistencia a esta feria bien podría ser indispensable durante los próximos años.
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