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Por qué el cannabis puede hacer del mundo un lugar mejor

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La mayoría de los retos a los que se enfrenta nuestro mundo se derivan de la falta de consideración de la profunda interconexión de todas las personas y cosas que lo componen. Basta pensar en la crisis medioambiental o en las tensiones sociales. El individualismo desenfrenado está destruyendo nuestras sociedades. Pero hay esperanza: el cannabis podría ser la clave de un mundo en el que todos se ayuden mutuamente. Los estudios científicos indican que el consumo de marihuana hace que las personas sean más amables y empáticas. Los consumidores de cannabis son más propensos que otros a dejar de lado sus egos y preocuparse por la humanidad en su conjunto. Esto es lo que necesitan nuestras sociedades.

Los consumidores de cannabis siempre han sido vistos como personas tranquilas, amables y sonrientes. Y es cierto que la marihuana hace feliz a la gente. También es cierto que te hace sentir más tranquilo.

Sin embargo, más allá de estas experiencias personales anecdóticas, la mayoría de las investigaciones sobre los efectos del consumo de cannabis se han centrado en sus consecuencias negativas para la salud y la adicción. Se ha investigado muy poco sobre los demás efectos psicológicos y conductuales del consumo de cannabis, a pesar de que se ha utilizado durante miles de años en todo el mundo.

Sin embargo, cada vez hay más pruebas científicas que sugieren que el consumo de marihuana hace que las personas sean más empáticas y, en general, más agradables. El último de estos estudios procede de investigadores de la Universidad de Nuevo México (UNM). Titulado «Consumo de cannabis y psicosociabilidad» y publicado en la revista Scientific Reports en mayo de 2022, arroja una luz especialmente interesante sobre los patrones emocionales y de comportamiento de los consumidores de cannabis.

Los investigadores estudiaron a 146 estudiantes universitarios de entre 18 y 25 años. En primer lugar, midieron sus niveles de tetrahidrocannabinol (THC) mediante análisis de orina. A continuación, cada participante fue sometido a una serie de pruebas psicológicas y cuestionarios para evaluar sus «fundamentos morales», término que se refiere de forma esquemática a los ideales que nos permiten juzgar moralmente cualquier cosa como buena o mala.

Los autores del estudio descubrieron que los consumidores de cannabis mostraban más empatía, moralidad y comportamiento prosocial a la hora de tomar decisiones. Los no usuarios obtuvieron puntuaciones más bajas. Por tanto, existe una relación causal entre estos comportamientos «positivos» y el consumo de marihuana.

La empatía, la capacidad de ponerse en el lugar de los demás para ver las cosas desde su perspectiva, ha sido durante mucho tiempo una piedra angular de la cultura del cannabis. Aunque la mayoría de los consumidores son incapaces de explicarlo, sienten un amor por sí mismos y por los demás que se multiplica por diez con el cannabis. No es de extrañar, pues, que los consumidores de marihuana no tengan problemas para ser amables y simpáticos.

Viajar por el interior del cuerpo

Otros estudios ofrecen una visión interesante de cómo se producen estas transformaciones en nuestro cuerpo. El consumo de cannabis afecta a la regulación y el procesamiento emocional, así como a las respuestas psicológicas. Al reducir nuestras reacciones de estrés, la planta nos permite, por así decirlo, ver el mundo con más calma y tomar decisiones menos afectadas por nuestro ego.

El ego en sí mismo no es algo malo. De hecho, es uno de los elementos que ha garantizado la supervivencia de la especie humana en el pasado. Algunos animales tienen egos, en diversas formas. Sin embargo, un ego subinflado o sobreinflado suele acarrear problemas para uno mismo (depresión…) o para los demás. Encontrar el equilibrio entre nuestras necesidades y las de los demás es posible gracias a la empatía. Y el cannabis podría ser la clave del área del cerebro responsable de esta maravillosa facultad.

El cannabis, una superdroga para el cuerpo y la mente

El estudio mencionado inicialmente podría conducir a una evolución de varios tratamientos médicos. Los opiáceos, por ejemplo, pueden provocar trastornos emocionales y comportamientos antisociales. El cannabis, en cambio, mejora la sociabilidad y puede ser muy eficaz contra el dolor que suele tratarse con opiáceos.

Los psicólogos esperan que este estudio fomente nuevas investigaciones en este ámbito. La prosocialidad es esencial para la cohesión general y la vitalidad de una sociedad. Los efectos positivos del cannabis en nuestras interacciones con los demás y en el bienestar social general parecen ser tan grandes que pueden superar los efectos terapéuticos de la planta.

Por lo tanto, el cannabis merece el calificativo de «superdroga», sobre todo si se compara con la mayoría de los medicamentos convencionales. No sólo trata eficazmente los síntomas de una amplia gama de enfermedades (y lo hace de forma rápida y relativamente segura), sino que también puede contribuir a mejorar la salud psicosocial.

La autoproducción como demanda social

Además, la autoproducción de cannabis es un proceso gratificante que contribuye al desarrollo personal. Emprender el cultivo es emprender un camino iniciático en el que se entrelazan muchos aprendizajes, desde la elección de la semilla de cannabis hasta la experimentación de diversos métodos de cultivo, todo lo cual permite forjar fuertes vínculos con la planta. De hecho, se ha demostrado que el cuidado de otro ser vivo genera efectos positivos.

Toda planta de cannabis comienza con una semilla. Los bancos de semillas de marihuana como Kannabia Seed Company tienen, por tanto, una gran responsabilidad como custodios del patrimonio genético del cannabis, como activistas que reclaman la normalización del uso de esta planta y como divulgadores que divulgan sus capacidades para mejorar la vida.

El papel de las sustancias enteógenas en nuestra percepción del mundo

La marihuana es uno de los enteógenos más antiguos conocidos por la humanidad. El término se refiere a una sustancia de origen vegetal que induce un estado de conciencia superior que puede provocar un cambio profundo en quienes la consumen. Por ello, no es de extrañar que siempre se haya utilizado por motivos espirituales y religiosos.

Hoy en día, el uso de enteógenos está en alza. La marihuana es la más popular y accesible de ellas, debido a su legalización en muchas partes del mundo. Su uso democratiza las experiencias místicas y, al aumentar el número de usuarios, tiene el potencial de reducir el egocentrismo generalizado.

Esta «disolución del ego» se traduce en una conciencia mayor, más directa e intensa del mundo que nos rodea. Por lo tanto, el cannabis podría llevar a las personas a dejar de pensar en sí mismas todo el tiempo y a desarrollar un cierto desinterés y un sentido más profundo de la responsabilidad hacia los demás. Esto es algo que nuestras sociedades necesitan.

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