Entre llamada y llamada, Francisco Carbó sigue ultimando los contratos de E-Canna, la empresa de transformación de cáñamo que posee en Valencia (España). El 21 de octubre, la empresa fue objeto de una operación de la Guardia Civil, anunciada por la policía como la mayor incautación de cannabis de todos los tiempos.
Además de pasar tres días en la cárcel, Carbó ha visto publicado su nombre en cientos de periódicos de todo el mundo llamándole a él y a sus empleados «banda», y sugiriendo que son un grupo de matones, no un negocio legal con licencia y registrado desde que se fundó la empresa en octubre de 2021.
«Hay una persecución nacional respecto a la criminalización y estigmatización del cannabis. Para ellos, todo lo relacionado con el cáñamo es un delito y no lo es, las autoridades están abusando de él. Lo que está ocurriendo aquí es una prevaricación», dijo el empresario.
Nos pusimos en contacto con la Guardia Civil para que comentara el caso, pero nos informaron de que no estaban autorizados a facilitar información sobre el mismo.
Según Francisco Carbó, la demanda de biomasa o flores de cáñamo ha aumentado un 300% en las últimas semanas. De hecho, su teléfono no ha dejado de sonar.
«Los clientes vieron que me habían liberado y que el negocio seguía funcionando, y entendieron que estábamos haciendo lo correcto», dice, mientras nos muestra una serie de documentos que, según él, son la prueba de que su negocio sólo se dedica al cáñamo, no al cannabis, que es de lo que le acusaba la policía.
El 5 de noviembre, la Guardia Civil publicó una nota en la que afirmaba que la Operación Jardines se había incautado de 32 toneladas de cannabis, pero según Soraya Calvo, directora administrativa de la empresa, que acompañó a Carbó a Barcelona, la información era falsa. Empezando por la cantidad, que era de 25 y no de 32 toneladas, y, en segundo lugar, por clasificar la materia prima como «droga» antes incluso de que pasara por los análisis correspondientes.
«Llegaron encapuchados y con armas en la mano, obligando a todos a tirarse al suelo, como si fuéramos traficantes de drogas. No era necesario. Nuestras puertas están siempre abiertas y damos cuenta de absolutamente todo lo que entra y sale de E-Canna», dijo.
Español occidental
El martes 15, Carbó compareció en la primera parte del juicio, donde dejó un montón de documentos al cuidado del juez, que dictaminó que las flores permanecerían confiscadas -pero no destruidas- y que E-Canna podría continuar con sus actividades normales mientras estudiaba las pruebas aportadas por la defensa.
Se espera que la sentencia se dé a conocer dentro de un mes y, a pesar de los daños sufridos por el almacenamiento de su producto en el almacén, Carbó conserva la tranquilidad de quien confía en que la sentencia será favorable.
«Si se trata de drogas y soy un criminal, arréstenme mañana. Pero si no son drogas, suelta las flores mañana.
Con el apoyo legal de dos abogados desde el inicio de las actividades de E-Canna, Carbó ha optado por el derecho preventivo. Cada semana, informa a la Guardia Civil de todos los movimientos de la empresa.
«Incluso antes de ser investigado por las fuerzas del Estado, acudí al juzgado y dije: ‘Señores, esto es cosa mía’. Aquí están mis documentos. Si esto es un delito, métanme en la cárcel.
Dijo que había solicitado a los tribunales la tutela, para que los negocios de la empresa pudieran ser supervisados y protegidos. Esta solicitud sigue pendiente.
Mantener el rumbo
Con 15 empleados repartidos entre la oficina de la empresa y dos almacenes, E-Canna presta servicio a más de 40 agricultores de toda España. Se les exige tener un contrato con una empresa transformadora que garantice la trazabilidad de la cosecha, además de utilizar semilla certificada y estar inscritos en el registro agrario de su comunidad autónoma.
«También aconsejamos a los agricultores que denuncien la actividad a la Guardia Civil. Si no tienen estos papeles, no trabajan conmigo, porque tengo que garantizar la legitimidad de cada producto»
E-Canna es ahora el principal enlace entre el cáñamo producido en España y su distribución a otros países europeos. Suiza, Bélgica, Alemania y los Países Bajos ya han comprado flores de cáñamo procesadas por la empresa. Según Carbó, dentro de unas semanas la prensa publicará los detalles de un contrato de un millón de euros que acaba de firmar con un distribuidor francés.
Actores de la industria cannábica española, que pidieron no ser identificados, coinciden en que el papel de E-Canna en el sector ha contribuido a convertirlo en objetivo de este tipo de operaciones. Los cultivadores y empresas de cannabis del país han sufrido años de persecución por parte del gobierno y la policía, y muchos han cerrado sus operaciones en España y las han trasladado a países vecinos, que les ofrecen una mejor protección legal.
Sin embargo, Carbó está decidido a resistir los asaltos a los que se enfrenta y es consciente de que puede enfrentarse a asaltos similares en el futuro.
«No voy a abandonar un sector que está creciendo y tiene un gran potencial económico, que está a punto de profesionalizarse, porque si los que somos profesionales huimos, quedará estigmatizado para siempre»
El empresario tiene la intención de seguir adelante, lleno de nuevas ideas de negocio en mente -una de ellas, el desarrollo de leche de cáñamo, y otra, sobre la distribución de flores de CBD en 1.400 estancos de Cataluña a partir del próximo mes.
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