El lunes 7 de agosto, el Ministerio de Sanidad publicó sus propuestas para reformar el cannabis medicinal en Israel. Estas reformas, que deberían empezar a aplicarse a partir de diciembre de este año, son «una excelente noticia para decenas de miles de ciudadanos israelíes y para la economía», según el ministro de Sanidad, Moshe Arbel.
Aunque algunos consideran que los cambios no van lo suficientemente lejos como para garantizar un acceso rápido a muchos pacientes, todos coinciden en que se trata de un avance positivo y significativo para el sector.
Tratamiento de primera línea
El próximo cambio más importante según el Gobierno es la transición del cannabis medicinal de un «tratamiento de último recurso» a un «tratamiento de primera línea».
A partir de diciembre de este año, los médicos podrán expedir recetas a los pacientes sin que éstos tengan que demostrar que han probado otros medicamentos durante un año.
Aunque se espera que el cambio aumente significativamente la población israelí de 125.000 pacientes tras un descenso constante desde 2021, algunos han argumentado que aporta poca solución al cuello de botella causado por la falta de médicos capaces de recetar y autorizar cannabis medicinal.
Modelo basado en la prescripción
Otro cambio importante que debería facilitar el acceso de los pacientes y ver aumentar significativamente el número de pacientes es la eliminación de la necesidad de que muchos pacientes obtengan licencias gubernamentales engorrosas y lentas.
Business of Cannabis informó en marzo de que, como parte de las nuevas reformas, esta problemática estructura de licencias sería sustituida por un nuevo modelo de prescripción, gestionado por las cuatro organizaciones oficiales de seguro médico del país.
La participación en un plan de seguro médico con uno de estos cuatro «fondos de salud» es obligatoria.
En su momento, Avihu Tamir, Director General de Kanabo, sugirió que estas medidas podrían duplicar el número de pacientes.
Esta transición está prevista para enero de 2024, pero inicialmente sólo afectará a alrededor del 10% de los pacientes.
Los pacientes de cáncer, enfermedad de Crohn, demencia, autismo, esclerosis múltiple, VIH y los que tengan menos de seis meses de vida podrán ahora obtener recetas de sus médicos sin necesidad de licencia.
Los críticos argumentaron que la medida no satisfacía las necesidades de las personas que sufren estrés postraumático, dolor crónico, fibromialgia y otras afecciones, que corrían el riesgo de recurrir a alternativas a los opiáceos.
En declaraciones al periódico local Maariv, el doctor Ofir Levon, presidente de la Sociedad Israelí de Toxicología en el Colegio de Médicos, declaró: «Esto debería conducir a una situación en la que el diálogo entre paciente y médico sea más eficaz, permitiéndoles intentar dar el tratamiento sin poner demasiadas condiciones».
«Vamos a hacerlo por etapas, no se puede hacer todo a la vez, hay un fuerte deseo de que suceda rápidamente. Los HMO se están organizando para ello, pero también se necesita tiempo. Los primeros pasos se darán hacia finales de año.
Podría legalizarse el CBD
Las reformas también abordarán la zona gris que rodea la regulación del CBD, afirmando que el Gobierno está «explorando la posibilidad» de una legalización definitiva.
Actualmente, el CBD entra dentro de la Ley de Sustancias Controladas y se considera una «droga peligrosa».
A partir de febrero de 2024, Israel «examinará la posibilidad» de eliminar el CBD y otros cannabinoides que no forman parte de la familia del THC (como el HHC y el THCV) de la Ley de Sustancias Controladas.
Este «refinamiento de la definición» podría limitar «únicamente el cannabis y los componentes psicoactivos con una concentración de THC superior al 0,3%» a la ley sobre sustancias controladas.
Aunque se trata de un importante paso adelante para la industria del CBD del país, que es mucho más estricta que la de muchos países europeos a pesar de su postura progresista sobre el cannabis medicinal, algunos expresaron su decepción por el hecho de que el compromiso del Gobierno no fuera más concreto.
Investigación
Las nuevas directrices también pretenden fomentar la investigación sobre el cannabis, introduciendo una serie de medidas para facilitar la aprobación de nuevas investigaciones.
El documento sugiere que se introducirá una «considerable flexibilización de los mecanismos de aprobación de la investigación», proporcionando un «procedimiento claro» para poner en marcha ensayos clínicos que demuestren la seguridad y eficacia de la sustancia.
Se relajarán los estrictos controles sobre la importación de materias primas con fines de investigación, lo que aumentará la diversidad genética a disposición de los investigadores, aunque se prevé que se mantengan los límites a la importación de productos acabados.
Restricciones al envasado y la publicidad
Además de liberalizar muchas de las normas actuales, las reformas también impondrán una serie de nuevas restricciones a la publicidad y el envasado.
En general, hay un movimiento significativo hacia la «medicalización» de la industria. Los productos se presentarán como medicamentos y no como bienes de consumo. Por ejemplo, ya no se permitirán los envases de colores llamativos, pues se ha introducido una nueva «norma de envasado definida» que exige que los productos sean predominantemente de un color uniforme.
Según el medio israelí Cannabis Magazine, la nueva normativa, que aún no se ha publicado oficialmente, también podría prohibir nombres de variedades «tentadores».
Según el Departamento de Sanidad, «la situación actual, en la que no existe una norma de envasado definida, ha dado lugar a una gran variedad de envases con diferentes colores, escritos y gráficos.»
«Esta situación ha dado lugar a características comerciales muy marcadas e inaceptables en el ámbito médico. No sólo no promueve una mejor medicina, sino que desvía la actividad profesional de las farmacias y aumenta los costes para los profesionales, lo que en última instancia puede afectar al precio del producto para el paciente.»
Estas restricciones en los envases también impondrán límites a la información relativa a los principios activos de las variedades.
Los porcentajes precisos de THC y CBD, por ejemplo, ya no serán necesarios e incluso podrán prohibirse.
Esta controvertida disposición, que según los críticos podría impedir a los pacientes elegir los productos más adecuados, se considera un intento de socavar la creciente preferencia de los pacientes por variedades con un alto contenido en THC.
El Departamento de Sanidad afirma que no hay pruebas científicas que sugieran que niveles más altos de THC mejoren la eficacia del tratamiento, y que sí las hay de que dosis más bajas de THC mejoran el alivio del dolor.
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