La alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, quiere seguir adelante con su plan de cerrar los coffeeshops de la ciudad a los turistas, creyendo que es la única solución para controlar el mercado local de cannabis.
En su opinión, existe una «interdependencia preocupante» entre el tráfico de drogas blandas y el de drogas duras, y «el dinero del lucrativo comercio del cannabis llega fácilmente a las drogas duras».
«Muchos de los principales problemas de la ciudad se alimentan del mercado del cannabis: desde las molestias causadas por el turismo de la droga hasta los delitos graves y la violencia», afirmó.
«Prohibir la venta a turistas es una intervención necesaria (…) y un primer paso hacia la regulación».
Turismo legal
Cada año, unos tres millones de turistas extranjeros visitan un coffee shop en Ámsterdam, una zona del país donde la venta de cannabis no está restringida a los residentes.
Sin embargo, Femke Halsema sostiene que introducir una prohibición sería la mejor medida temporal para garantizar que el mercado del cannabis siga siendo manejable mientras se ponen en marcha experimentos de producción regulada de cannabis, con producción legal.
Sin embargo, el Gobierno anunció recientemente que el proyecto piloto había encontrado varios problemas y que no comenzaría hasta 2023. El proyecto, lanzado hace cinco años, pretendía eliminar la zona gris entre los coffee shops, que están autorizados, y los productores, que son ilegales.