Nagaenthran Dharmalingam, un malayo con discapacidad intelectual que fue condenado por tráfico de drogas en 2010 y cuyo caso atrajo la atención mundial, ha sido ejecutado en la prisión de Changi, en Singapur.
Nagaenthran, que fue detenido después de que la policía encontrara un paquete de 42,7 gramos de heroína atado a su muslo, fue ahorcado justo antes del amanecer del miércoles, según Al Jazeera.
La ejecución del malayo se produjo después de que el tribunal de apelación rechazara la petición de la madre del joven de 33 años de impedir la ejecución de su hijo. Los jueces dijeron que su petición de última hora era «vejatoria».
El mes pasado, el tribunal describió los esfuerzos legales para salvar la vida de Naga como un «flagrante abuso» del proceso judicial, y dijo que era «inapropiado participar o alentar intentos de última hora» para retrasar o detener una ejecución.
El caso Nagaenthran atrajo la atención mundial sobre el uso continuado de la pena de muerte en Singapur, especialmente en casos de tráfico de drogas, y reavivó el debate en la propia ciudad-estado.
El Sr. Ravi, un abogado que representó a Nagaenthran, expresó su dolor por la ejecución del miércoles en Twitter, diciendo: «Om Shanti, que tu alma descanse en paz»
Y añadió: «Pueden rompernos, pero no pueden vencernos. Nuestra lucha contra la pena de muerte continúa»
El lunes, unos cientos de personas manifestaron su oposición a la pena de muerte reuniéndose en un parque de Singapur. También hubo pequeñas manifestaciones ante la embajada de Singapur en Kuala Lumpur, la capital malaya.
El gobierno de Malasia, expertos de la ONU, la Unión Europea, varios grupos de la sociedad civil y personalidades, como Richard Branson, también habían pedido que se perdonara la vida a Naga.
«El uso de la pena de muerte por delitos relacionados con las drogas es incompatible con el derecho internacional de los derechos humanos», escribió el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) en un comunicado en el que pide a Singapur que detenga la ejecución de Naga.
«Los países que aún no han abolido la pena de muerte sólo pueden imponerla para los «delitos más graves», lo que se interpreta como delitos de extrema gravedad que implican un asesinato intencionado»
Más ejecuciones previstas
Singapur también tiene previsto ahorcar el viernes a Datchinamurthy Kataiah, otro malasio condenado por delitos de drogas, en lo que, según la OACDH, parece ser «una aceleración alarmante de los avisos de ejecución en el país». Abdul Kahar Othman, singapurense también condenado por delitos de drogas, fue ahorcado el 30 de marzo, siendo la primera persona ejecutada por el país en dos años.
Según la ONU, al menos otros tres hombres condenados por delitos de drogas, Roslan bin Bakar, Rosman bin Abdullah y Pannir Selvam Pranthaman, corren riesgo inminente de ser ejecutados.
En una declaración, Erwin van der Borght, director de Amnistía Internacional para Asia y Oceanía, calificó la ejecución de Nagaenthran de «acto vergonzoso del gobierno de Singapur» y dijo que éste «sigue un camino cruel que va en contra de la tendencia mundial hacia la abolición de la pena de muerte».
Singapur tiene una de las leyes sobre drogas más duras del mundo y afirma que la pena de muerte tiene un efecto disuasorio. Según la ONU, más de 50 personas están condenadas a muerte en Singapur.
«Esta medida disuasoria ha sido desacreditada en repetidas ocasiones, y no hay pruebas de que la pena de muerte sea más eficaz para reducir la delincuencia que la cadena perpetua», afirmó van der Borght, de Amnistía. «Se ha demostrado que las políticas punitivas en materia de drogas que imponen sentencias duras perjudican a las personas en lugar de protegerlas de los problemas que causan las drogas»
Malasia e Indonesia también imponen penas de muerte por delitos relacionados con las drogas, pero Malasia ha reconsiderado su uso en estos casos y actualmente tiene una moratoria sobre las ejecuciones.
