La postura de Tailandia sobre el cannabis puede cambiar rápidamente. Así, el primer ministro, Srettha Thavisin, ha anunciado su intención de volver a clasificar el cannabis como estupefaciente para finales de 2024. Este drástico cambio de política, si se promulga, marcaría una brusca ruptura con los pasos graduales dados anteriormente a favor de la regulación del cannabis.
El cambiante panorama del cannabis en Tailandia
Hace sólo unos años, Tailandia fue celebrada por su enfoque pionero hacia el cannabis medicinal, y luego por despenalizar el cannabis. Sin embargo, esta evolución no tardó en acarrear consecuencias imprevistas, como la exhibición pública del consumo de cannabis, la proliferación de negocios relacionados con esta sustancia y la preocupación por la falta de regulación.
Como resultado, el primer ministro Srettha Thavisin, elegido en agosto de 2023, ha adoptado una postura firme sobre la reclasificación del cannabis, ordenando al Departamento de Salud que acelere los cambios en las normas que restringen el uso de cannabis con fines médicos. La directiva subraya la intención del gobierno de frenar el consumo recreativo de cannabis y el mercado no regulado que surgió tras la despenalización.
El ministro Anutin Charnvirakul, uno de los principales artífices de la despenalización original, expresó su disgusto por el inminente cambio de política, aunque reconoció que apoyaba la decisión del Gobierno.
Impacto en la economía y la industria tailandesas
La propuesta de volver a incluir el cannabis en la lista de estupefacientes suscita preocupación por su impacto económico. Reuters predice que la industria del cannabis de Tailandia podría alcanzar los 1.200 millones de euros en 2025, lo que refleja un mercado en auge que ha atraído a empresarios y turistas. Sin embargo, la vuelta a la criminalización podría frenar el crecimiento económico y afectar desproporcionadamente a las pequeñas empresas.
Prasitchai Nunual, de la tailandesa Cannabis Future Network, señala los posibles efectos negativos de la recriminalización en la economía: «Mucha gente ha cultivado cannabis y ha abierto tiendas de cannabis. Tendrán que cerrar».
Ante la incertidumbre política, defensores y empresarios siguen oponiéndose al retroceso del Gobierno en la reforma del cannabis. Prasitchai Nunual advierte de que una decisión así podría sentar un precedente perjudicial, sobre todo si las pruebas científicas confirman la relativa seguridad del cannabis en comparación con sustancias legales como el alcohol y los cigarrillos.
El discurso en torno a la legalización del cannabis en Tailandia refleja debates más amplios sobre salud pública, consideraciones económicas y la eficacia de la regulación. El énfasis del ministro Anutin en la toma de decisiones basada en pruebas pone de relieve la importancia de una política basada en pruebas a la hora de gestionar cuestiones complejas como la regulación de las drogas.