Cannabis recreativo

El segundo partido de Finlandia apoya ahora la legalización del cannabis

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La Alianza de la Izquierda, segundo partido de Finlandia, apoya ahora oficialmente la legalización del cannabis para consumo de adultos, así como la creación de puntos de venta públicos para supervisar su distribución.

Adoptada en el último congreso del partido, esta nueva postura marca un paso en la evolución del discurso político finlandés sobre las políticas de drogas.

Un nuevo frente político

Durante el congreso, la Alianza de la Izquierda aprobó un nuevo programa de apoyo a la legalización, la venta regulada y la autorización del cultivo personal a pequeña escala. La decisión fue resumida en la prensa local: «La Alianza de la Izquierda apoya la legalización del consumo de cannabis y la transferencia de sus ventas a tiendas estatales en su nuevo programa objetivo. El partido también apoya la autorización del cultivo a pequeña escala. La conferencia del partido tomó una decisión al respecto el domingo»

La medida sitúa a Alianza de Izquierdas al lado de Los Verdes, que ya habían incluido una posición similar en su programa de política legal para 2024, pidiendo la legalización del consumo, posesión, fabricación y venta de cannabis.

Hasta ahora, la posición de la Alianza de Izquierdas se ha centrado principalmente en la despenalización, en particular en la eliminación de las penas por el consumo y la posesión de pequeñas cantidades. Su programa anterior no llegaba a respaldar un mercado legal o una cadena de suministro regulada. La nueva postura indica un claro cambio: la voluntad de considerar la disponibilidad del cannabis del mismo modo que el alcohol o los medicamentos, un importante cambio simbólico en el debate finlandés.

Un debate marcado por Europa y las presiones nacionales

El debate finlandés se desarrolla en un complejo contexto europeo. Mientras la legislación europea sigue clasificando el cannabis como estupefaciente, restringiendo la venta legal de productos con THC, países como Alemania, Malta y los Países Bajos han introducido diversos grados de tolerancia o legalización formal para el consumo personal y el cultivo doméstico. Los precedentes mundiales, desde Uruguay hasta Canadá, también pesan sobre los responsables políticos.

A nivel nacional, Finlandia está estudiando actualmente una iniciativa ciudadana que pide la legalización, regulación y fiscalidad del cannabis. La iniciativa está siendo estudiada por el comité de asuntos legales, aunque persiste el escepticismo en algunos círculos políticos. La Comisión de Asuntos Sociales y Sanidad ya ha expresado su oposición, declarando que no apoya la preparación de una legislación para la legalización. Sobre esta iniciativa, una opinión contraria de los Verdes y la Alianza de la Izquierda aboga por explorar la despenalización, incluso para sustancias distintas del cannabis.

Dimensión económica y medioambiental

El debate político se nutre cada vez más de la investigación. Un estudio realizado en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Metropolia, publicado en la plataforma universitaria Thesus, evaluó las posibles repercusiones económicas y sociales de la legalización del cannabis en Finlandia.

El investigador se centró en las implicaciones macroeconómicas: «Desde el punto de vista económico, la transición del mercado del cannabis de un mercado negro no regulado a una industria legal regulada podría estabilizar el PIB de Finlandia, ya que todos los demás países que han dado este paso han visto aumentar significativamente su PIB en los años posteriores a la legalización.»

Otro punto clave se refiere a la sostenibilidad, un área en la que Finlandia podría tener una ventaja competitiva. Según el investigador: «Además, la posición única de Finlandia y su compromiso con las energías renovables podrían hacer del país un líder en la producción sostenible de cannabis.»

La conclusión del estudio destaca el equilibrio entre oportunidad y responsabilidad: «Los resultados de este estudio muestran que la legalización del cannabis ofrece un beneficio potencial considerable para Finlandia, ya que abriría toda una nueva industria y, económicamente, los ingresos fiscales generados por esta nueva industria se utilizarían para combatir el limitado impacto negativo que la legalización tendría en la sociedad, así como para ayudar a abordar otros retos sociales a los que se enfrenta Finlandia, como el consumo excesivo de alcohol.»

Aunque Finlandia aún está lejos de unirse a los marcos cannábicos más progresistas de Europa, la decisión de la Alianza de la Izquierda marca un paso simbólico. Amplía el espacio político, legitima el debate basado en pruebas y refleja un movimiento continental más amplio hacia la regulación de los mercados de cannabis.

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