Uruguay, el primer país del mundo en legalizar el cannabis para adultos en 2013, abrió la venta de cannabis cuatro años después, en 2017. Para conmemorar el sexto aniversario del inicio de la venta de cannabis para adultos en Uruguay, el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), el organismo regulador del cannabis en Uruguay, publicó la semana pasada datos sobre las ventas de cannabis en farmacias.
A diferencia de la legalización del cannabis en Canadá o en los 23 estados de EEUU, Uruguay ha optado por un modelo en el que los consumidores pueden comprar cannabis en farmacias, participar en un Club de Cannabis o cultivar en casa. La venta en farmacias está subvencionada para que el cannabis no cueste más de 1,30 dólares el gramo, y sólo se vende previo registro en una base de datos. Los clubes, por su parte, tienen entre 15 y 45 miembros y producen su propio cannabis.
Entre el 19 de julio de 2017 y el 19 de julio de 2023, alrededor de 75.000 residentes se registraron de una forma u otra en el programa de cannabis del gobierno, 61.509 de los cuales se registraron para comprar cannabis legal, en su mayoría a través de farmacias, y 10.486 a través de los cerca de 300 Clubes. En el período, las farmacias uruguayas vendieron 10.693.210 gramos de cannabis, según el IRCCA. Y 14.592 personas están registradas como cultivadores domésticos de cannabis.
En cuanto a la producción, sólo 3 empresas que operan en Uruguay pueden actualmente cultivar y distribuir cannabis a través de las 37 farmacias autorizadas a vender cannabis a los ciudadanos registrados.
Legalización histórica y limitada
Aunque el anuncio de la legalización se encontró con algunas objeciones, por ejemplo de Rusia o Naciones Unidas, que aseguraban que era una violación flagrante de la Convención Internacional de Estupefacientes, el pequeño país guiado entonces por el presidente José «Pepe» Mujica, siguió adelante con su proyecto.
El modelo uruguayo tiene, por supuesto, algunos inconvenientes, que han llevado a que el número de consumidores oficiales en este mercado sea relativamente bajo, entre otras cosas porque muchos residentes no quieren registrarse en las bases de datos del gobierno como consumidores o cultivadores de cannabis, por lo que siguen cultivando o comprando cannabis ilegalmente.
Otro inconveniente del modelo uruguayo de venta de cannabis en farmacias es la limitada selección de cepas en el mercado legal, que incluye sólo tres variedades (una de las cuales se añadió muy recientemente) y una se añadirá a finales de 2023…:
- «Alpha»: sativa con un 9% de THC y un 3% de CBD
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- «Beta»: indica con 9% de THC y 3% de CBD
- «Gamma«: híbrido con 15% de THC y hasta 1% de CBD
- «Delta» (próximamente): con un alto porcentaje de CBD y un bajo porcentaje de THC
Por ello, los expertos estiman ahora que sólo la mitad del consumo de cannabis ocurre en el mercado legal y que los principales proveedores son ahora pequeños autoproductores que cultivan sin estar registrados y abastecen a un círculo limitado y local de consumidores.
Sin embargo, según un informe publicado en 2020, la legalización no ha provocado ningún aumento del consumo de cannabis entre los adolescentes uruguayos.
El estudio, publicado en la revista International Journal of Drug Policy, concluía que no existían «evidencias de un impacto en el consumo de cannabis o en la percepción del riesgo de consumo» entre los jóvenes del país.
«Nuestros resultados apoyan la tesis de que el enfoque regulador del Estado uruguayo sobre la oferta de cannabis puede minimizar el impacto de la legalización sobre el consumo de cannabis entre los adolescentes», señala el estudio. «Al mismo tiempo, nuestro período de estudio representa un período de transición: el acceso a las farmacias, con mucho el medio de acceso más popular, no estuvo disponible hasta el verano de 2017. Será importante realizar más estudios para evaluar los impactos a más largo plazo del régimen de legalización plenamente implementado sobre los resultados del consumo de sustancias.»
El estudio, anunciado como la «primera evidencia empírica del impacto [de la ley] sobre el consumo de cannabis y los riesgos asociados entre los adolescentes», también encontró que no había habido «ningún aumento en las percepciones de los estudiantes sobre la disponibilidad de cannabis» después de la legalización.