El cannabis y la conducción

Los niveles de THC en sangre no reflejan el deterioro, según un nuevo estudio

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Un nuevo estudio publicado en Clinical Chemistry por la Association for Diagnostics & Laboratory Medicine (ADLM) cuestiona uno de los supuestos más aceptados en la legislación sobre seguridad vial: que los niveles de THC en sangre pueden servir como indicador fiable de la deficiencia de un conductor.

Los niveles de THC persisten, pero no indican deterioro

Dirigido por el Dr. Thomas D. Marcotte de la Universidad de California, San Diego, el equipo de investigación examinó a 190 consumidores habituales de cannabis a los que se pidió que se abstuvieran de consumirlo durante al menos 48 horas. A pesar de este periodo de abstinencia, muchos participantes seguían presentando concentraciones detectables de THC en sangre, algunos incluso superando los umbrales legales, sin mostrar ninguna merma en su rendimiento al volante.

Según los resultados, el 43% de los participantes superaba el umbral de tolerancia cero (≥ 0,5 ng/mL), el 24% tenía niveles iguales o superiores a 2 ng/mL y el 5,3% superaba los 5 ng/mL, los límites más utilizados en los estados de EE.UU. para definir la deficiencia. Cuando se les colocó en un simulador de conducción, los que superaban estos límites legales no obtuvieron peores resultados que los que estaban por debajo.

Estos resultados sugieren que la concentración de THC en sangre no está correlacionada de forma fiable con la capacidad de conducción, haciéndose eco de estudios anteriores que no encontraron un aumento estadísticamente significativo del riesgo de colisión debido únicamente a la presencia detectable de THC.

Normas legales obsoletas

En Estados Unidos, seis estados tienen actualmente leyes per se que fijan los límites de THC en sangre en 2 o 5 ng/mL, mientras que otros doce han adoptado leyes de tolerancia cero. Estos umbrales presuponen automáticamente un deterioro, lo que significa que los conductores pueden enfrentarse a sanciones legales incluso días después de haber bebido por última vez, independientemente de su comportamiento o sus funciones cognitivas.

Los autores del estudio afirman que estos marcos legales son poco científicos y no tienen en cuenta la farmacocinética única del THC. A diferencia del alcohol, que desaparece del torrente sanguíneo en un plazo de 24 a 48 horas, el THC puede permanecer detectable hasta un mes después de su consumo, sobre todo en consumidores habituales.

«Las concentraciones que medimos en la línea de base probablemente reflejan niveles de THC en estado estacionario», escribieron los investigadores, subrayando que estos niveles no indican un consumo reciente o un deterioro activo.

La persistencia del THC en el organismo está relacionada con su naturaleza lipófila: se adhiere al tejido graso y se libera lentamente con el tiempo. Esto hace que queden rastros residuales en la sangre mucho después de que hayan desaparecido los efectos psicotrópicos.

Para confirmarlo, el equipo de Marcotte comparó los niveles basales de THC con los medidos cinco horas después de fumar cannabis. El aumento medio fue de sólo 0,5 ng/mL, lo que demuestra que las concentraciones de THC fluctúan muy poco en consumidores habituales que se han abstenido durante varios días.

Incluso entre el pequeño subgrupo de participantes que superaron los 16 ng/mL en la línea de base, como uno de los grandes consumidores que participaron en el estudio, los resultados del simulador revelaron ninguna degradación en el rendimiento al volante.

Hacia un enfoque más científico

Los autores concluyen que las actuales leyes sobre el límite de THC en sangre carecen de credibilidad científica como prueba de deterioro y corren el riesgo de castigar a personas que no están bajo los efectos del alcohol. En su lugar, recomiendan un enfoque más matizado que combine pruebas toxicológicas y evaluaciones de sobriedad sobre el terreno por parte de agentes formados.

«Queda mucho trabajo por hacer para determinar cuál es la mejor forma de identificar a los conductores bajo los efectos del cannabis que no están en condiciones de conducir», afirma el estudio. «En la actualidad, el mejor protocolo es una combinación de observaciones sobre el terreno y pruebas toxicológicas»

Esta opinión es compartida por expertos en la materia, que subrayan la importancia de la colaboración entre las fuerzas del orden y los científicos para crear normas justas y eficaces que mejoren la seguridad vial sin criminalizar a los consumidores de cannabis.

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