Cáñamo

En todo Estados Unidos, los estados se movilizan para resistir la próxima prohibición federal de los productos derivados del cáñamo

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Con una prohibición nacional de la mayoría de los productos a base de THC derivados del cáñamo que entrará en vigor a finales de 2026, se avecina una tormenta política y económica en todo Estados Unidos.

Lo que una vez se anunció como el renacimiento del cáñamo es ahora una industria que se prepara para el colapso. Algunos estados de EE.UU. están luchando para proteger lo que se ha convertido en uno de los sectores más dinámicos de la economía del cannabis.

Wisconsin se enfrenta al plazo federal

Con la prohibición federal a punto de entrar en vigor en noviembre de 2026, los legisladores de Wisconsin se apresuran a decidir si refuerzan la prohibición o desarrollan un modelo regulatorio para mantener viva la industria.

Actualmente hay tres proyectos de ley sobre la mesa:

  • Una propuesta de la asambleísta Lindee Brill prohibiría totalmente los productos de THC derivados del cáñamo, alineando la ley estatal con la prohibición federal.
  • Otra, del diputado Rob Swearingen, permitiría los productos con THC derivados del cáñamo, pero impondría estrictos límites de edad y normas de comercialización
  • Se espera que un próximo proyecto de ley del Senado, del republicano Patrick Testin, siga una senda reguladora similar, aunque aún no se han dado a conocer los detalles.

Lo que está en juego es especialmente importante en Wisconsin. Las empresas de cáñamo se convirtieron en salvavidas económicos para las comunidades rurales después de la legalización, y empresarios como Craig Thran, fundador de Three Tall Pines, dicen que la industria ahora apoya a decenas de puestos de trabajo y cientos de asociaciones empresariales.

La empresa de Thran se ocupa del cultivo, procesamiento, formulación y distribución. Afirma que las pruebas de laboratorio minuciosas y el etiquetado preciso son la norma para los productores serios. En su opinión, la regulación debería centrarse en los «malos actores», no en el sector en su conjunto.

Minoristas como The Dispensary, en Appleton, subrayan su compromiso con la autorregulación: aplicación de la norma 21+, comprobación de documentos de identidad y evitación de envases dirigidos a los niños. El subdirector Alex Hernández señala que, aunque algunas tiendas toman atajos, los comercios responsables ya siguen las directrices que los legisladores quieren formalizar.

Para los partidarios de la regulación, el objetivo es sencillo: mantener una industria próspera al tiempo que se garantiza la seguridad de los consumidores.

Tennessee se asegura un salvavidas temporal

En Tennessee, la industria del cáñamo se libró por los pelos de una crisis inmediata. El 1 de enero entrará en vigor una prohibición estatal de la mayoría de los productos con THC derivados del cáñamo, con el objetivo de crear un mercado estrictamente regulado de comestibles y bebidas, al tiempo que se prohíben los productos de cáñamo que puedan fumarse o vaporizarse.

Pero tras negociar con la Asociación de Alternativas Saludables de Tennessee, los departamentos estatales han acordado un compromiso temporal: cualquier minorista que posea una licencia expedida antes del 31 de diciembre de 2025 podrá seguir vendiendo los productos prohibidos hasta el 30 de junio de 2026, con arreglo al anterior sistema de regulación.

Este acuerdo concede a las empresas un periodo de gracia de seis meses y suspende de hecho la batalla legal que la industria se disponía a librar contra el Estado. Pero los minoristas de Tennessee saben que este indulto expira unos meses antes de que entre en vigor la prohibición federal.

Teniendo en cuenta el endurecimiento a nivel nacional de la ley presupuestaria firmada por el presidente Donald Trump, el compromiso de Tennessee parece más una cuenta atrás que una victoria.

Minnesota se convierte en el centro de la protesta nacional

Mientras algunos estados dan largas o negocian, Minnesota ha lanzado la resistencia más coordinada a la prohibición federal. Las principales legisladoras demócratas, las senadoras Amy Klobuchar y Tina Smith, y la representante Ilhan Omar, están abiertamente comprometidas a evitar el colapso de una industria que, según dicen, su estado ha regulado «de la manera correcta».

Klobuchar, miembro de alto rango de la Comisión de Agricultura del Senado, describe este hecho como un «momento decisivo». El enfoque de Minnesota, que aplica estrictamente las restricciones de venta para mayores de 21 años, los requisitos de etiquetado y las normas de envasado diseñadas para evitar el atractivo juvenil, se ha convertido en uno de los modelos más respetados del país para las bebidas y comestibles de THC derivados del cáñamo.

La senadora argumenta que los productos de consumo son una parte «crítica» de la economía de Minnesota, ya que apoyan a agricultores, cerveceras, procesadores y minoristas. También señala que la prohibición federal se impulsó con tácticas de última hora: los senadores recibieron un enorme paquete de gastos que incluía la prohibición del cáñamo justo un día antes de la votación.

Smith comparte esta preocupación y afirma que Minnesota ha creado «uno de los marcos normativos más sólidos y responsables de todo el país». Advierte de que la prohibición dará lugar a un «entorno normativo caótico» y hará que la banca sea «increíblemente complicada».

El representante Omar fue especialmente elocuente, denunciando el proceso como «inaceptable» y acusando a un pequeño grupo de legisladores de colar la prohibición en el proyecto de ley sin consultar. «Todo lo que esto hará es destruir buenos puestos de trabajo, reducir la seguridad y la capacidad de elección de los consumidores, y empujar a la gente de nuevo a mercados negros no regulados y a veces peligrosos», afirmó.

Curiosamente, la iniciativa de Minnesota ha obtenido el apoyo provisional de los republicanos. El líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Tom Emmer, está «abierto» a alternativas, y el senador Rand Paul planea presentar una legislación federal que permita a los sistemas reguladores estatales sustituir la prohibición nacional.

Un año de alto riesgo para la industria del cáñamo

Los próximos 12 meses determinarán el futuro del THC derivado del cáñamo en Estados Unidos. Los legisladores estatales se apresuran a desarrollar sus propias salvaguardias, los líderes del sector presionan al Congreso y los responsables políticos federales se ven cada vez más presionados para sustituir la prohibición por la regulación.

Tanto si la solución surge de una «Ley Agrícola más ligera», de enmiendas bipartidistas o de marcos reguladores estatales, una cosa está clara: la industria del cáñamo ya no es un sector nicho. Es una fuerza económica nacional que se prepara para luchar por su supervivencia.

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