Los productores/minoristas marroquíes de hachís, que hasta ahora se han beneficiado de la demanda israelí, han anunciado un boicot, alegando su solidaridad con los sufridos palestinos de Gaza.
Marruecos ha sido tradicionalmente un actor clave en el comercio del cannabis, especialmente en la producción de hachís. La región del Rif, en el norte del país, es sinónimo de cultivo intensivo y extensivo de cannabis, abasteciendo a toda Europa, y un poco más. Al primar la reputación del producto, los compradores suelen buscar un producto de buena calidad que sustente a toda una región.
La geopolítica del hachís
La decisión de boicotear a los compradores israelíes supone una importante ruptura con el statu quo. Los traficantes israelíes, acostumbrados a abastecerse de hachís marroquí, se encuentran ahora marginados en un contexto de tensiones geopolíticas. Un traficante israelí anónimo, entrevistado por el periódico israelí Haaretz, lamentó las pérdidas financieras sufridas, señal del impacto económico del boicot.
Un vendedor de hachís de las montañas del Rif, identificado sólo como R., confirmó que, de hecho, se había impuesto un boicot a los vendedores israelíes. «¿Por qué van a poder ganarse la vida los israelíes vendiendo hachís marroquí cuando nuestros hermanos palestinos se mueren de hambre y viven en condiciones inhumanas?», declaró a Mako.
«Vayan a comprarlo a otra parte. Ya no vendemos hachís a los israelíes. Antes de la guerra, solíamos comerciar aquí con ellos. Contrabandistas y vendedores venían aquí y ganaban mucho dinero. Ahora eso se ha acabado», declaró.
Aunque Israel representa una parte relativamente pequeña del mercado marroquí de exportación de hachís, las repercusiones se dejan sentir profundamente.
«Los traficantes de hachís de Marruecos no están dispuestos a vendernos más hachís, ni directamente ni a través de intermediarios», declaró un traficante israelí al periódico israelí N12. «Han decidido boicotearnos a causa de la guerra. Hemos perdido mucho dinero desde la guerra. Decenas de millones de shekels como mínimo».
El boicot también pone de relieve la compleja red de actores implicados en el tráfico de drogas. Desde los cultivadores marroquíes hasta los contrabandistas israelíes, la cadena de suministro cruza fronteras y desafía cualquier categorización. La implicación de diversos actores, incluidos estudiantes judíos convertidos en contrabandistas, pone de relieve la porosidad de las redes ilícitas.
Para Israel, el boicot amplifica el aislamiento geopolítico resultante de los conflictos en curso en la región. Los países vecinos se distancian cada vez más de Israel, con implicaciones que van más allá del tráfico de drogas.
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