Casi una década después de que los votantes aprobaran la legalización del cannabis en Maine, se avecina una nueva batalla política. Las autoridades estatales han aprobado una iniciativa de referéndum para revertir gran parte del marco adoptado en 2016 para el consumo recreativo para adultos, despejando el camino para que los activistas prohibicionistas comiencen a recoger firmas para una posible votación en 2026.
La propuesta, titulada oficialmente «Una ley para enmendar la Ley de Legalización del Cannabis y la Ley de Uso Médico del Cannabis en Maine», fue aprobada por la oficina del Secretario de Estado a principios de diciembre.
Los partidarios de la medida deben ahora recoger al menos 67.682 firmas válidas antes del 2 de febrero de 2026 para que pueda ser incluida en la papeleta electoral. Si finalmente es aprobada por los votantes, los cambios no entrarán en vigor hasta el 1 de enero de 2028.
Qué cambiaría la iniciativa derogatoria
Básicamente, la iniciativa pretende desmantelar la venta recreativa de cannabis en el estado eliminando secciones clave de la ley vigente. La venta recreativa al por menor con licencia desaparecería efectivamente, destruyendo un mercado que ha crecido de manera constante desde su creación.
Sin embargo, la propuesta no supone una vuelta completa a la prohibición. La posesión adulta de hasta 2,5 onzas de cannabis seguiría siendo legal para los mayores de 21 años. El cannabis medicinal también seguiría estando permitido, incluida la venta a través de dispensarios y el cultivo doméstico limitado para los pacientes.
Un notable retroceso afecta a los derechos de cultivo personal. Aunque el cultivo doméstico con fines médicos seguiría siendo legal, la iniciativa derogaría las disposiciones que permiten a los adultos cultivar cannabis en casa con fines no médicos, uno de los pilares de la reforma de 2016.
Los partidarios citan la regulación y la salud pública
La iniciativa revisada está respaldada por figuras con estrechos vínculos con los antiguos líderes prohibicionistas de Maine, incluidos aliados del ex gobernador republicano Paul LePage. Madison Carey, que ayudó a redactar tanto la versión original como la revisada de la propuesta, presenta la iniciativa como una respuesta a lo que considera una falta de supervisión.
«El cannabis necesita ser regulado», dijo a Marijuana Moment, vinculando su postura a su experiencia personal de desintoxicación del abuso de opioides. «Mi esperanza es simplemente aumentar la conciencia pública sobre los peligros potenciales de no regular»
Los partidarios afirman que la visibilidad de los comercios minoristas autorizados y su amplio acceso han avivado la preocupación pública, sobre todo en torno a la exposición de los jóvenes y el impacto en la comunidad.
Además de eliminar la venta a adultos, la iniciativa también remodelaría el programa de cannabis medicinal. Obliga a la creación de un sistema de pruebas gestionado por el Estado, exigiendo a los dispensarios y cuidadores que sometan los productos a evaluaciones de seguridad antes de su distribución.
Según la propuesta, los productos de cannabis tendrían que cumplir unas normas definidas en materia de contaminación y exactitud del etiquetado. También se encargaría a los reguladores la creación de un sistema de seguimiento de la semilla a la venta, que controlaría las plantas desde su cultivo hasta su venta al por menor o su eliminación, pero con un seguimiento de grupo en lugar de un marcado individual de las plantas.
El director de la Oficina de Políticas sobre el Cannabis vería reorientadas sus competencias hacia la salud pública, con un énfasis explícito en la protección de los menores al tiempo que se garantiza el acceso de los pacientes a productos médicos «de alta calidad, eficaces y asequibles».
La industria y los partidarios de la reforma contraatacan
Los detractores de la iniciativa advierten de que derogar la legalización del consumo para adultos tendría graves consecuencias económicas. El representante David Boyer, que ayudó a liderar la victoriosa campaña de 2016, instó a los votantes a rechazar la petición.
«No renuncien al progreso que ha hecho Maine, niéguense a firmar esta iniciativa de derogación equivocada», dijo, argumentando que el sector del cannabis legal ahora supera a las industrias tradicionales en el estado en términos de creación de empleo e ingresos.
Los partidarios de la reforma también señalan una paradoja en el núcleo de la propuesta: eliminar a los minoristas con licencia desmantelaría la infraestructura reguladora diseñada para sustituir al mercado ilícito y gestionar los riesgos para la salud pública.
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