Desde que Tailandia se convirtió en el primer país del sudeste asiático en despenalizar el cannabis, han surgido miles de tiendas y negocios de cannabis, sobre todo en Bangkok y en lugares turísticos.
Sin embargo, el marco jurídico nunca se definió con claridad y la legislación prometida desde hace tiempo no fue aprobada por el Parlamento en febrero, dejando al país sin una ley que regule el consumo recreativo de cannabis.
Además de la vaguedad legislativa, hay decepción entre las partes interesadas locales. El ministro de Sanidad, Anutin Charnvirakul, quería ponerlos en el centro de la producción nacional de cannabis, un anuncio que no se ha materializado. Ahora se enfrentan a una competencia inesperada: las importaciones ilegales de cannabis.
Las importaciones estadounidenses inundan Tailandia
Kajkanit Sakdisubha, consejero delegado y fundador de Taratera, que explota granjas y tiendas de cannabis, explica a Reuters que las importaciones ilegales comenzaron cuando el auge de ventas que siguió a la despenalización provocó el agotamiento de la oferta nacional.
«Fue entonces cuando empezaron a llegar las flores importadas», afirma Kajkanit.
Según tres miembros del sector, al menos la mitad del cannabis que se vende en Tailandia entra de contrabando, aunque no tienen una estimación de la cantidad o el valor de las importaciones.
Chokwan «Kitty» Chopaka, activista pro cannabis y minorista, afirma que Estados Unidos es la principal fuente del cannabis que ha inundado Tailandia, sobre todo en sus centros turísticos.
«Gran parte del cannabis procedente de Estados Unidos va a parar a dispensarios de Bangkok, Phuket o Pattaya», afirmó.
Cultivadores locales afectados
Pornchai Padmindra, de la Asociación Tailandesa de Comercio de Cáñamo Industrial, que cuenta con unos 300 miembros, afirmó que, ante la reducción de los márgenes de beneficio, muchos cultivadores se plantean abandonar el sector.
«La gente lo está pasando mal», afirma. «Las cosas se están poniendo difíciles»
Las grandes cantidades de cannabis de contrabando procedentes del extranjero han hecho bajar los precios al por mayor y están perjudicando in fine a los cultivadores.
La Cámara de Comercio tailandesa ha estimado que el sector podría valer 1.200 millones de dólares en 2025, pero el cultivador Srapathum Natthapong, de 37 años, que invirtió gran parte de sus ahorros para entrar en la industria, dijo que ha visto disminuir sus ingresos.
«Al principio, podía vender un kilo por 350.000-400.000 baht (10.000-11.000 euros)», dijo a Reuters Srapathum Natthapong, un cultivador de cannabis que explota tres granjas de interior.
Para abril, cuando está prevista la próxima cosecha, Srapathum espera que el precio haya bajado a 200.000 baht (5.500 euros) el kilo.
«El contrabando nos está perjudicando», afirmó.
1,1 millones de personas en Tailandia se han registrado ante el gobierno para cultivar cannabis. No se sabe si todas ellas lo hacen o cuántas personas cultivan cannabis sin registrarse.