Un nuevo estudio publicado en Scientific Reports analiza los efectos del cannabis en los síntomas asociados al trastorno del espectro autista (TEA). Los investigadores utilizaron datos de Strainprint, una app canadiense que permite a los usuarios hacer un seguimiento de su consumo y síntomas en tiempo real. El objetivo era observar cómo cambian los síntomas vinculados al trastorno del espectro autista (TEA) inmediatamente después del consumo de cannabis.
En el trabajo participa una muestra de 111 adultos con autismo que registraron cerca de 6.000 sesiones entre 2017 y 2023. En cada sesión, los participantes rellenaron la intensidad de sus síntomas antes y después del consumo. Esto permitió detectar tendencias generales.
Según los datos autodeclarados, los usuarios observaron una disminución media del 73% en la gravedad general de sus síntomas tras el consumo. Sin embargo, los autores afirman que se trató de un alivio de corta duración, sin conclusiones sobre los efectos a largo plazo.
Una reducción de los síntomas observada en la gran mayoría de las sesiones
En el 98% de las sesiones analizadas, los usuarios informaron de una reducción de sus síntomas. Las reducciones más marcadas se produjeron en las manifestaciones relacionadas con el estrés emocional y las dificultades sensoriales, dos dimensiones frecuentemente reportadas en personas con autismo.
Por ejemplo, las puntuaciones medias de gravedad, evaluadas antes y después del consumo, muestran una reducción de entre el 68% y el 75% dependiendo de la categoría de síntomas. Las personas con los síntomas más intensos antes del consumo son también las que declaran un mayor alivio.
Sin embargo, los investigadores señalan que estos resultados se basan en valoraciones personales: no se han asociado medidas clínicas o biomédicas a estos datos.
Un vínculo observado entre la dosis y la intensidad de los efectos
El estudio también analizó la composición del cannabis consumido (contenido de THC y CBD) y la dosis consumida, expresada en número de caladas. Los datos sugieren que una dosis más alta va acompañada de una mayor reducción de ciertos síntomas, en particular los relacionados con el comportamiento repetitivo, el control mental y los sentimientos negativos.
Sin embargo, el contenido de THC o CBD de las variedades utilizadas no pareció alterar los efectos experimentados. Los participantes tampoco aumentaron gradualmente sus dosis con el tiempo. Esto sugiere que, en este contexto, no necesitaron intensificar su consumo para mantener el mismo nivel de alivio.
Mejora a corto plazo, pero interrogantes a largo plazo
Aunque los consumidores percibieron un alivio rápido, el estudio también observó una ligera tendencia al alza de los síntomas iniciales en dos categorías a lo largo de los meses. Los autores no concluyen que existiera un efecto del cannabis en sí, pero recomiendan seguir investigando para comprender esta evolución.
Por tanto, los resultados deben interpretarse con cautela: el estudio es observacional, se basa en autoinformes y no compara los resultados con un grupo de control. No obstante, aporta nuevos datos sobre los efectos inmediatos del cannabis en adultos autistas. Se trata de un tema aún muy poco documentado y explotado.
Por ello, los investigadores piden que se realicen ensayos clínicos controlados para confirmar estas observaciones, comprender mejor el impacto del THC, el CBD y los patrones de consumo, y elaborar recomendaciones para las personas con trastorno del espectro autista.
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