Buenas noticias para la industria italiana del cáñamo: los esfuerzos legales del TAR (Tribunale Amministrativo Regionale) del Lacio han conseguido que el tribunal suspenda el decreto gubernamental para clasificar el aceite de CBD como sustancia estupefaciente.
Sin embargo, la industria del cáñamo en su conjunto sigue estando amenazada, lo que ha dado lugar a numerosas protestas en toda Italia esta semana, incluida una manifestación de la industria frente a la oficina del gobierno en la prefectura de Brindisi y una conferencia de prensa con destacadas voces de la industria en la Cámara de Diputados.
Los esfuerzos conjuntos se produjeron en vísperas del primer debate sobre la controvertida enmienda al proyecto de ley de seguridad de Italia en la Cámara de Diputados.
¿Qué ha pasado?
Ayer se celebró en el TAR de Lasio la audiencia sobre un recurso legal contra el controvertido proyecto de ley, presentado por Canapa Sativa Italia, conjuntamente con Giantec Srl, Società Biochimica Galloppa Srl en agosto.
Este recurso se refería específicamente a otro intento de clasificar los «preparados orales» de CBD como estupefacientes.
El recurso cuestionaba la falta de pruebas científicas presentadas por el gobierno para justificar restricciones tan flagrantes a la producción, manipulación y distribución de productos a base de cáñamo.
En febrero del año pasado, el Tribunal ya había rechazado un decreto similar, afirmando que «ninguna prueba de la necesidad de proteger el derecho a la salud, ni siquiera desde el punto de vista del principio de precaución, ha sido aportada por las administraciones demandadas, que se han limitado a invocar estos principios sin aportar, sin embargo, ningún dato concreto o prueba científica relativa al caso en cuestión».
Desde esta decisión, el Gobierno ha aportado «pruebas actualizadas» para apoyar sus esfuerzos por prohibir el cáñamo.
En una importante victoria para el sector, el tribunal volvió a suspender el decreto, reconociendo el importante perjuicio social, económico y jurídico que podría causar a la industria.
Entre otros testimonios de expertos, el tribunal escuchó al ex director de medicina forense de la Universidad La Sapienza, el profesor Ciallella, quien demostró que el CBD no causa adicción ni efectos psicoactivos, lo que pone en duda su clasificación como estupefaciente.
Por el momento, esta decisión es sólo temporal, a la espera de una revisión judicial completa.
Conferencia de prensa
La industria italiana del cáñamo, junto con un gran número de asociaciones agrícolas, celebró una rueda de prensa el 10 de septiembre en la Cámara, donde se presentó el proyecto de ley que amenaza con destruir las industrias de cáñamo industrial, CBD y «cannabis light» del país.
El proyecto de ley llega después de que el gobierno de Meloni, que ha intentado en repetidas ocasiones tomar medidas enérgicas contra el sector, propusiera en junio una enmienda sobre todas las «medidas relativas a las inflorescencias del cáñamo y los productos derivados de ellas».
Esta enmienda fue derrotada con éxito por el sector unas semanas más tarde, tras expresar su preocupación por que «no se basaba en ninguna prueba jurídico-científica» y contravenía la legislación de la UE, el Gobierno volvió a introducir la enmienda añadiendo una nueva cláusula al proyecto de Ley de Seguridad.
El nuevo proyecto de ley enmendado también prevé la importación, transformación, posesión y venta de «inflorescencias» de cáñamo, es decir, todo el capítulo floral de una planta, incluidos tallos, pedúnculos y flores, en virtud de la ley consolidada sobre sustancias estupefacientes.
Fabrizio Dentini, periodista de Soft Secrets, declaró a Business of Cannabis: «Estamos hablando de una decisión respaldada por un Gobierno ‘patriótico’ cuyo mantra es ‘los italianos primero'».
«Ahora entendemos que los italianos se arriesgan a ser los primeros y los únicos a los que se les impida vender flores de CBD, un producto perfectamente aceptado en la UE. Esto significa que 10.000 operadores de la industria italiana del cáñamo, cuya experiencia en los últimos años ha permitido el nacimiento del mercado europeo de flores de CBD, corren el riesgo de ser bloqueados hasta que, como mínimo, prevalezcan los recursos ante los tribunales europeos.»
«Esto es verdaderamente surrealista si no fuera por la vida de miles de valientes empresarios que, una vez más, se verán obligados a buscar la protección de la jurisdicción europea para volver a trabajar en paz.»
Durante la conferencia de prensa, representantes de los principales grupos agrícolas y del cáñamo, como Canapa Sativa Italia, Federcanapa, Copagri y CIA-Agricoltori Italiani (Confederazione Italiana Agricoltori), hicieron un último esfuerzo para animar al Gobierno a votar en contra de la legislación.
Cada grupo pronunció discursos apasionados, y el presidente de Copagri, Tommaso Battista, declaró: «La intervención puramente ideológica sobre el cáñamo prevista en el ‘proyecto de ley de seguridad’ corre el riesgo de cortar irreparablemente las piernas de un sector innovador y en crecimiento… «.
Mattia Cusani, de Canapa Sativa Italia, se hizo eco de estos comentarios: «Para nosotros, se trata de una batalla existencial, y estamos aquí porque estamos convencidos de que hoy no podemos perder. El reto es superar los prejuicios ideológicos sobre este cultivo, porque está en juego todo el sector del cáñamo industrial.»
Manifestación sindical
Al mismo tiempo, una manifestación organizada por la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), el sindicato más antiguo de Italia que representa a más de 5 millones de afiliados, tuvo lugar frente a la oficina del gobierno en la prefectura de Brindisi.
Los manifestantes, entre los que había representantes de partidos políticos como Più Europa, PD, M5S y Alleanza Verdi e Sinistra, adoptaron el lema «No somos ilegales, somos trabajo, medio ambiente, agricultura, innovación e investigación».
El secretario general de la CGIL, Antonio Macchia, afirmó que el proyecto de ley de seguridad no sólo corre el riesgo de exponer a Italia a sanciones de la UE, ya que «ignora la ley del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas», sino que también causaría «daños muy graves» al sector agrícola y comercial del cáñamo, lo que tendría «consecuencias económicas y jurídicas devastadoras».
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