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Cannabis Social Club

Club Social del Cannabis: ¿qué es?

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Un Club Social de Cannabis (CSC), además de ser un lugar de intercambio y socialización, es sobre todo un modelo de regulación del cannabis. El principio es sencillo: los CSC son asociaciones registradas sin ánimo de lucro de adultos que ponen en común sus conocimientos para gestionar la producción y distribución de cantidades limitadas de cannabis entre sus miembros.

El modelo fue creado por ENCOD, una ONG paneuropea de lucha contra las drogas, en 2005 y, por tanto, promueve la producción y distribución legal de cannabis entre los adultos. La ONG se basa en una decisión de la UE de 2004 que establece que «los Estados miembros velarán por que el cultivo de plantas de cannabis, llevado a cabo ilegalmente, sea un delito punible», pero cuyo artículo 2.2 establece que «el cultivo de plantas de cannabis no se incluirá en el ámbito de aplicación de la presente Decisión Marco cuando se lleve a cabo exclusivamente con fines de consumo personal, tal como se define en la legislación nacional».

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ENCOD ha establecido 5 principios en torno a un Club Social de Cannabis:

  • la oferta sigue a la demanda, y no a la inversa: las capacidades de producción de una CCS se basan en el nivel de consumo previsto de sus miembros.
  • sin ánimo de lucro: las CCS son asociaciones sin ánimo de lucro. Los beneficios se utilizan para crear puestos de trabajo legales en torno al CHC y para desarrollar sus actividades
  • transparencia: los CHC son asociaciones registradas, con estatutos y cuentas públicas, organización interna democrática y participativa, registros anónimos de producción y consumo que pueden ser consultados por los miembros y las autoridades
  • orientado a la salud pública: los métodos de cultivo deben ser ecológicos. Los CHC deben aplicar políticas para prevenir el uso problemático del cannabis y promover un consumo seguro y responsable, mediante documentación o estudios realizados en el CHC
  • abiertos al diálogo con las autoridades

En el marco de los CSC, el cultivo, el transporte, la distribución y el consumo se someten a controles de calidad y seguridad y se realizan sin publicidad de ningún tipo. Los miembros de la asociación financian el sistema mediante suscripciones. Cada miembro tiene derecho a una cantidad fija de cannabis al mes y al año. El cannabis no debe revenderse y el CSC debe garantizar que no sea consumido por menores. A diferencia de los Clubes de Compradores de Cannabis canadienses y estadounidenses, los Clubes Sociales de Cannabis no están restringidos a los pacientes.

Hoy en día, los CSC se utilizan oficialmente en España, Uruguay, Bélgica y Holanda, y menos oficialmente en el Reino Unido o Francia. Cada país ha adaptado el modelo a sus necesidades y normativas.

En España, por ejemplo, la pertenencia a un CHC sólo puede obtenerse por cooptación de un miembro existente. Hoy en día, hay más de 400 CHC en España, y muchos siguen creándose. Los CHC españoles acogen tanto a miembros recreativos como a pacientes.

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En Bélgica, el CHC sólo puede cultivar un pie por miembro. El más conocido es el Trekt Uw Plant, pero otras iniciativas, como el Mambo Social Club, intentan existir a pesar de diversos procesos judiciales.

Cuestiones legales de las CSC

Por la temática de la asociación, los tribunales están muy interesados en estos modelos, tanto a efectos preventivos (para comprobar que todo va bien) como curativos (para sancionar las infracciones de la ley).

En 2013, en Francia, 6 CSC intentaron declararse oficialmente ante la prefectura, por iniciativa del movimiento del Club Social del Cannabis Francés (CSCF). Todos los CSC se disolvieron rápidamente por decisión judicial (excepto el CSC Grand Nord Est, pero hay un procedimiento en curso) y volvieron a la sombra.

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En Bélgica, la ley establece que la posesión de 3 gramos de cannabis o el cultivo de una planta por persona no pueden ser perseguidos, salvo en casos de molestias o circunstancias agravantes. Sin embargo, los responsables de los CSC Trekt Uw Plant y Mambo Social Club fueron procesados. Trekt Uw Plant ha ganado sus dos casos y Michel Degens, presidente de Mambo Social Club, está a la espera de la decisión de su apelación, que anteriormente le había declarado culpable de violar la ley belga sin haber sido condenado a nada.

En España, el sistema de justicia está principalmente interesado en hacer cumplir la ley en torno a los CSC. El modelo está bien engrasado allí y el legislador ya no se pregunta si son legales o no. Las principales decisiones judiciales que les conciernen sospechan que el tráfico de cannabis está detrás de las actividades pseudoasociativas del club. Esto muestra claramente la importancia de la transparencia en el modelo de CSC para que el Estado pueda regular, y si es necesario sancionar, el cultivo y la distribución de cannabis en el marco de estas asociaciones.

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