El Ministerio de Sanidad italiano ha sorprendido a la industria italiana del cáñamo al levantar la suspensión del decreto del 1 de octubre de 2020, suspendido a finales de octubre de 2020, que pretendía clasificar los extractos de CBD en composición oral como estupefacientes. En resumen, los aceites de CBD se asimilarían a un medicamento que solo pueden recetar los médicos y, por tanto, prerrogativa exclusiva de las farmacias.
El decreto en cuestión citaba «la inclusión en el cuadro de medicamentos, sección B, del Decreto Presidencial 309/90, de las composiciones para la administración oral de cannabidiol obtenido a partir de extractos de Cannabis».
La revocación surtirá efecto a partir del trigésimo día siguiente al de su publicación en el Diario Oficial, es decir, el 21 de septiembre de 2023. A partir de entonces, la venta de cannabidiol en forma de aceites u otros extractos tendrá que realizarse únicamente en farmacias y bajo supervisión médica.
¿Qué futuro le espera al aceite de CBD en Italia?
Si se aplica el decreto, Italia podría convertirse en el único país de Europa en considerar los preparados orales de CBD como estupefacientes. La derogación afectará a los productos existentes y futuros en el mercado italiano. Los aceites de CBD podrían desaparecer de la venta libre, a menos que se preparen con CBD sintético, que no está cubierto por la disposición. En cuanto al cannabis light rico en CBD, su futuro también es incierto.
Sin embargo, el Tribunal de Justicia de la UE ha dictaminado que los productos a base de CBD en un Estado miembro de la UE no deben considerarse estupefacientes y deben poder circular libremente.
El abogado Carlo Alberto Zaina subrayó a nuestros colegas de DolceVitaOnline la importancia de la oportunidad de una acción colectiva que podría impugnar el decreto en un plazo de sesenta días a partir de su publicación en el boletín oficial.
«Cuando todo un sector ve pisoteados sus derechos a la libertad de empresa, es necesario presentar un frente unido y emprender las acciones legales necesarias ante los organismos competentes, con el fin de salvaguardar las innumerables empresas vinculadas al sector y todos los puestos de trabajo que conlleva.»
El abogado, que ha impugnado en repetidas ocasiones el ya suspendido decreto Speranza de 2020, señala que detrás de la prosa con la que se pretende disuadir a cualquiera de leer el contenido del decreto, no se esconde nada.
«Es cierto», prosigue el Sr. Zaina, «que la única manera de oponerse a esta deriva inaceptable es librar una nueva batalla legal, sin cuartel, a la que puedan sumarse todas las actividades afectadas, cuya existencia misma depende de ello.»