En un país todavía muy cauto sobre los usos del cannabis, equipos de investigación de Corea del Sur están intensificando los trabajos sobre los compuestos activos derivados de la planta en un contexto estrictamente médico. ¿El objetivo? Avanzar en la investigación, sentar las bases de una producción nacional regulada y allanar el camino para nuevos tratamientos.
Investigación científica de alto nivel
Investigadores surcoreanos han identificado recientemente en la planta de cannabis un nuevo cannabinoide, el cannabielsoxa, así como varios otros compuestos nunca antes reportados en flores. Según los informes, este nuevo cannabinoide ha mostrado propiedades inhibitorias en células de neuroblastoma, un tipo de tumor pediátrico poco frecuente pero especialmente agresivo.
Paralelamente, la biotecnológica surcoreana NeoCannBio prosigue sus trabajos sobre el cannabidiol (CBD). La empresa afirma haber desarrollado una tecnología de extracción de CBD de muy alta pureza y actualmente lleva a cabo investigaciones preclínicas en combinación con tratamientos contra el cáncer.
Según los primeros resultados obtenidos en colaboración con el Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología (KIST), la adición de CBD a ciertos agentes anticancerígenos podría potenciar su eficacia terapéutica.
Regulación estricta y entorno controlado
Sin embargo, el entorno normativo surcoreano sigue siendo extremadamente restrictivo. La Ley de Control de Estupefacientes restringe severamente la producción local de cannabis con fines medicinales, frenando las iniciativas industriales y científicas.
Para sortear estos obstáculos, el Gobierno ha creado «regulatory sandboxes», zonas experimentales donde se levantan temporalmente ciertas restricciones. Estos espacios permiten a empresas como NeoCannBio probar el cultivo y procesamiento del cáñamo medicinal en un entorno estrictamente supervisado, ofreciendo un terreno controlado para la innovación.
En línea con esta dinámica, NeoCannBio planea ahora construir una fábrica GMP (Buenas Prácticas de Fabricación) en Yeoncheon, en la provincia de Gyeonggi. El objetivo es doble: asegurar un suministro nacional de CBD de gran pureza para reducir su coste, y desarrollar un canal de exportación a mercados internacionales en rápida expansión.
Hacia una farmacología cannabinoide ampliada
El estudio surcoreano marca un paso importante: la investigación ya no se centra únicamente en los clásicos THC y CBD. La identificación de cannabinoides menores o completamente nuevos abre el camino a nuevas perspectivas farmacológicas.
Entre los 11 compuestos aislados de las flores de Cannabis, 7 demostraron efectos inhibidores significativos sobre las células de neuroblastoma, lo que confirma el potencial terapéutico de moléculas aún muy inexploradas.
Nuevas perspectivas farmacológicas
La ambición de NeoCannBio es combinar el CBD con agentes anticancerígenos para amplificar sus efectos, una estrategia que, de confirmarse, podría permitir incorporar cannabinoides a protocolos complejos diseñados para tratar patologías neurológicas u oncológicas. Un avance que sitúa a Corea del Sur entre los actores científicos más atentos al potencial medicinal de los compuestos del cannabis.
Un sector en crecimiento para la salud y la economía
Se prevé que el mercado mundial del cannabis medicinal, cuyo valor se estima en más de 100.000 millones de dólares para 2032, sea un segmento importante de la industria farmacéutica. Y Corea del Sur no quiere quedarse fuera.
Sobre todo porque los investigadores surcoreanos señalan que la producción local de CBD podría aliviar el coste de los tratamientos importados, a veces estimado en más de 30 millones de wones al mes. También podría mejorar el acceso a estos productos en un entorno terapéutico controlado.
Pero Corea del Sur tendrá que adaptar su legislación. La falta de un marco podría frenar el impulso local, y las leyes actuales amenazan con hacer que el país pierda una ganancia económica inesperada en la producción y exportación de cannabis terapéutico.
Según varios observadores, Corea del Sur ya cuenta con sólidos conocimientos científicos y una creciente voluntad política para flexibilizar las normas sobre biotecnología e investigación médica. Continuación..
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