Dos investigadores han encontrado una relación entre la legalización del cannabis y la caída de las prescripciones de medicamentos en Estados Unidos. En los 18 estados norteamericanos donde la planta es legal, las cápsulas para la ansiedad han bajado un 12%, pero también un 11% para la depresión y los trastornos del sueño, un 10% para las crisis epilépticas y un 8% para los analgésicos. Sólo los medicamentos para tratar las náuseas, el glaucoma o la esclerosis múltiple no han caído.
Estos resultados son importantes. Podrían ahorrar dinero a los programas de la Seguridad Social. Además, es una oportunidad para reducir el daño asociado a los peligrosos efectos secundarios de ciertos medicamentos recetados», señala Shyam Raman, coautor del estudio, en un publicación.
Ambos científicos son jóvenes estudiantes de doctorado. Shyam Raman estudia en el Instituto de Políticas Públicas de Cornell; Ashley Bradford, en la Universidad de Indiana. Su estudio ha sido publicado en Health Economics y revisado por otros científicos, como es habitual.
El cannabis como sustituto de los opioides
Para obtener estos resultados, Raman y Bradford recuperaron datos de los distintos Medicaid, programas de seguridad social propios de cada estado de EEUU. Su periodo abarca entre 2011 y 2019, es decir, un año antes de que primer estado en legalizar el cannabis. En los lugares en los que la «ola verde» ha arrasado, los científicos observan, por tanto, un descenso estadístico de las prescripciones de fármacos.
Sin embargo, los autores advierten contra la extrapolación de estos resultados. Su trabajo es puramente estadístico. No entrevistaron a los pacientes para saber si habían cambiado las cápsulas por el cannabis. En las redes sociales, algunos estadounidenses informan de que prácticamente han dejado de tomar su medicación. Pero es difícil extender esta situación a varios millones de personas.
En cualquier caso, el estudio de los dos jóvenes doctorandos confirma una tendencia. Otros estudios demuestran que el cannabis con altas dosis de CBD puede ser una interesante alternativa a los opioides, los potentes fármacos que causan 50.000 muertes al año en Estados Unidos.
«Los fármacos suelen asociarse a efectos secundarios peligrosos o, como en el caso de los opioides, a un riesgo de uso indebido», escriben acertadamente los dos autores en su estudio.