En 2018, Georgia -el país europeo- depenalizó la posesión de cannabis y legalizó su consumo. Esta decisión, tomada tras una sentencia del Tribunal Constitucional, convirtió a Georgia en un país único en la región.
La venta y distribución de cannabis siguen siendo ilegales, y su consumo está prohibido a los menores de 21 años. Un estudio reciente analiza los efectos de este cambio.
Diseño del estudio y principales conclusiones
El estudio utilizó un diseño transversal repetido, recopilando datos en 2015 (antes de la legalización) y 2022 (después de la legalización). Este enfoque permitió comparar las tendencias del consumo de cannabis a lo largo del tiempo, centrándose en los adultos jóvenes de entre 18 y 29 años.
Los resultados mostraron que el consumo de cannabis aumentó ligeramente tras la legalización, aunque este incremento no fue estadísticamente significativo. Los investigadores sugieren que este aumento puede reflejar una mayor disposición por parte de los encuestados a revelar su consumo de cannabis debido a la reducción del estigma, más que un aumento real del consumo.
A pesar del cambio de política, no hay pruebas claras de que el acceso al cannabis se haya vuelto más fácil para los adultos jóvenes. Sin embargo, los encuestados tenían la impresión de que el cannabis se había vuelto más accesible después de 2018. Esta discrepancia entre la facilidad de acceso percibida y la real pone de relieve la complejidad de comprender los efectos de la reforma de la política de cannabis.
El consumo de cannabis entre los jóvenes georgianos
El estudio también descubrió que el consumo de cannabis entre los adultos jóvenes georgianos era más prevalente que en la población general, haciéndose eco de las tendencias en otros países europeos. En 2022, la prevalencia del consumo de cannabis en los últimos doce meses entre los adultos jóvenes (8,5%) era comparable a la media europea del 8% para todos los grupos de edad, aunque inferior a la media para las personas de 15 a 34 años (15,1%). Además, el consumo de cannabis en el último mes (4,1%) fue inferior a la media europea para las personas de 15 a 24 años (9,6%)
Antes de la legalización, los jóvenes georgianos solían iniciarse en el consumo de cannabis en torno a los 18 años, pero esta edad aumentó hasta los 19 tras la legalización. Este retraso en la iniciación puede haber mitigado los posibles efectos negativos del consumo de cannabis en el rendimiento escolar, sobre todo en la enseñanza secundaria, una tendencia que no se ha observado en otros países como EE.UU.
Diferencias de género y estigma
El estudio detectó una importante brecha de género en el consumo de cannabis, ya que los hombres declararon mayores tasas de consumo y empezaron a consumir cannabis antes que las mujeres.
Este hallazgo está en consonancia con las tendencias europeas más amplias, donde el consumo de cannabis es generalmente más prevalente entre los hombres.
Sin embargo, los investigadores también destacaron los altos niveles de estigmatización que rodean al consumo de cannabis entre las mujeres de Georgia, lo que puede haber contribuido a que este grupo no lo declare. La cuestión del estigma, en particular su papel en el cambio de los patrones de consumo de cannabis entre las mujeres, requiere más investigación para comprender plenamente su impacto.
Comparación con otros países
En comparación con otros países con políticas de cannabis similares, las tasas de consumo de cannabis en Georgia son relativamente bajas. Por ejemplo, las tasas de consumo de cannabis durante el último año en Georgia fueron similares a las de países como Chipre, Letonia y Lituania, donde el consumo de cannabis sigue siendo ilegal y puede llevar al encarcelamiento.
A pesar de la política más liberal de Georgia, sus índices de consumo de cannabis se han mantenido estables, lo que sugiere que la legalización del consumo no ha provocado un aumento significativo del mismo
Los estudios realizados en Estados Unidos y Canadá -donde el consumo de cannabis ya estaba más extendido antes de la legalización- apuntan en la misma dirección.
Por ejemplo, un estudio de California no encontró cambios significativos en el consumo de cannabis entre los adultos jóvenes tras la legalización, mientras que datos canadienses indicaron una reducción del consumo entre los consumidores frecuentes de cannabis tras la legalización.
Implicaciones para la salud pública y futuras investigaciones
Un hallazgo clave del estudio es que la liberalización del cannabis en Georgia no ha provocado problemas generalizados de salud pública La frecuencia relativamente baja del consumo de cannabis entre los adultos jóvenes, que se mantuvo estable después de 2018, sugiere que los problemas de salud relacionados con el cannabis no se han convertido en una preocupación importante.
Sin embargo, los investigadores advierten que las consecuencias para la salud pública de este cambio de política pueden tardar más en materializarse. Se necesita más investigación para explorar los posibles efectos a largo plazo sobre la salud mental, la atención de emergencia y los trastornos por consumo de sustancias.
El estudio también constató una reducción del tabaquismo y del consumo de otras sustancias ilícitas en la misma población. Esta conclusión coincide con los datos internacionales, que siguen divididos sobre si la legalización del cannabis conlleva un aumento o una disminución del consumo de otras sustancias. En el caso de Georgia, la disminución del consumo de otras sustancias podría estar relacionada con el aumento de los precios de las drogas, aunque esta hipótesis requiere más investigación.