Ontario planea duplicar de 75 a 150 el número de tiendas de cannabis que puede regentar un minorista, y propone prohibir el cultivo de cannabis en los hogares que prestan servicios de guardería.
Mejor luchar contra el mercado ilícito
El plan de Ontario para duplicar el número de tiendas de cannabis que un minorista puede operar de 75 a 150 tiene como objetivo combatir mejor el mercado ilícito de cannabis. Se espera que el tope actual de 75 tiendas, implementado en 2021, se revise a principios del próximo año para ofrecer a los consumidores más opciones para comprar cannabis de fuentes autorizadas y reguladas.
Según el fiscal general de Ontario, Doug Downey, aumentar el número de tiendas es un paso crucial en la lucha contra la influencia del mercado ilícito. La provincia cuenta actualmente con unas 1.800 tiendas de cannabis al por menor, con algunas grandes cadenas como Canna Cabana, True North, Sessions y Spiritleaf.
Raj Grover, presidente y director ejecutivo de High Tide Inc, propietaria de Canna Cabana, que tiene 63 tiendas en Ontario, dijo que estaba satisfecho con el cambio propuesto. El Sr. Grover lo considera un paso positivo para fomentar un entorno competitivo.
Guarderías y cultivo de cannabis
Otro de los aspectos propuestos por la Ley de Mejora del Acceso a la Justicia de 2023 es el cultivo de cannabis en los hogares que prestan servicios de guardería. La provincia está trabajando para prohibir esta práctica, citando preocupaciones sobre la idoneidad y la seguridad del cultivo de cannabis en entornos de cuidado de niños.
El fiscal general Doug Downey expresó su malestar por la situación actual: «Hace cinco años, el gobierno federal decidió que el cannabis sería legal en este país, y parte de la nueva legislación permitía el cultivo de hasta cuatro plantas de cannabis en el hogar». Y añadió: «Tal y como están las cosas, se puede cultivar cannabis en las guarderías domésticas. Esto nos parece profundamente preocupante e inapropiado y, francamente, nunca imaginé que tendríamos que legislar al respecto»
La medida equipara a Ontario con la Columbia Británica, que ya ha introducido una restricción similar. El objetivo es lograr un equilibrio entre los derechos culturales personales y la necesidad de una reglamentación responsable, sobre todo en los espacios donde se prestan servicios de guardería.
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