La Polinesia Francesa avanza en su legalización del cannabis medicinal, y más rápido que en la Francia continental. Este impulso legislativo plasmado en el proyecto de ley «por el que se regulan determinadas actividades relacionadas con el cannabis sin propiedades estupefacientes y los medicamentos que contienen cannabis o cannabinoides», representa un avance significativo en la región.
La Comisión de Salud y Solidaridad votó por unanimidad a favor del proyecto de ley, marcando un paso crucial hacia su aplicación, que ahora espera la inclusión del texto en el orden del día de la Asamblea de la Polinesia Francesa.
Marco legislativo y objetivos
La legislación propuesta (ver aquí) establece un marco global para la importación de semillas de cáñamo, el cultivo de cáñamo y la importación de medicamentos que contengan cannabis o cannabinoides.
Por un lado, esta normativa pretende establecer una industria del cáñamo cáñamo y CBD en Fenua. Así, el cultivo de cáñamo se autorizará mediante un sistema de declaración de la actividad de cultivo de cannabis sin
al departamento responsable de la agricultura. Las variedades autorizadas se fijarán por decreto y se incluirán en un catálogo de variedades autorizadas. El cultivo de variedades no incluidas en el catálogo podrá autorizarse con fines de investigación.
Aún no se ha fijado el contenido de THC de las variedades autorizadas. El proyecto de ley menciona un límite de THC del 0,3%, el «nivel máximo permitido» en Europa y Francia continental, lo que no es del todo cierto ya que Italia admite un 0,6%, la República Checa un 1% y Suiza.
Teniendo en cuenta los factores medioambientales locales, la Asamblea polinesia también haría bien en fijar esta tasa en el 1% para evitar tener que desechar cosechas de cáñamo que superarán fácilmente el 0,3%.
Por otro lado, el proyecto de ley pretende regular el cannabis terapéutico autorizando la importación de medicamentos a base de cannabis o cannabinoides, sin restricciones en cuanto a la forma de estos medicamentos. Así pues, tal y como está redactado el texto, los pacientes polinesios podrán recibir recetas de flores de cannabis, a diferencia de sus homólogos de la Francia continental, que se verán limitados a aceites y extractos.
Las recetas serán realizadas por profesionales de la salud y los medicamentos se dispensarán en farmacias, que también estarán autorizadas a importar y preparar medicamentos para los pacientes.
Reacciones encontradas y preguntas sin respuesta
A pesar de los progresos realizados, no todas las partes interesadas están plenamente satisfechas con el proyecto de ley.
Karl Anihia, presidente de Tahiti Herb Culture (THC), aunque reconoce la importancia de la etapa legislativa, critica la ley por incompleta.
«Llevo diez años haciendo campaña, y está bien porque es un primer paso. No es perfecto, porque el texto sigue incompleto, pero estamos contentos», declaró Karl Anihia a Tahiti Infos. Expresó su frustración por no haber sido consultado durante las recientes audiencias, contrariamente a lo que le había prometido el Presidente Moetai Brotherson. También destacó las incoherencias y la falta de claridad del Gobierno, en particular en lo que respecta a la distinción entre uso recreativo, CBD y aplicaciones terapéuticas.
Asimismo, las disposiciones relativas al cannabis terapéutico siguen siendo vagas. El proyecto de ley sólo menciona la importación de medicamentos específicos a base de cannabis que, en los países donde están autorizados, están estrictamente regulados y se distribuyen a través de farmacias para determinadas enfermedades enumeradas. Según Anihia, el gobierno polinesio no tiene una orientación clara sobre esta cuestión.
«Cuando pregunté qué medicamentos y para qué enfermedades, no supieron darme una respuesta. La única respuesta de Moetai Brotherson fue que los medicamentos basados en THC estarían disponibles a finales de año», dijo Anihia.