¿Por qué es imposible tener una sobredosis de cannabis?

El consumo excesivo de cannabis no es aconsejable y puede hacerte pasar un mal rato (o más), pero nunca te matará como lo hacen el alcohol y los opioides

Diferentes áreas del cerebro implicadas

Cuando se trata de opioides, K.T.S Pattinson, profesor de anestesiología de la Universidad de Oxford, explica: «la depresión respiratoria es la principal causa de muerte. Durante una sobredosis de opioides, en la mayoría de los casos, la víctima cae en la inconsciencia y su cerebro anestesiado pierde el control de la respiración. La señal encargada de la respiración en el cerebro se encuentra en el complejo pre-Bötzinger, que bajo el efecto de los opioides funciona mal y hace que la respiración sea lenta e irregular. Esta depresión pasa desapercibida porque la sensación de placer intenso es omnipresente y el dolor queda aniquilado. En caso de sobredosis, la respiración se detiene por completo y la falta de oxígeno hace que se detengan las funciones vitales

Los receptores opioides son numerosos y están localizados en todo el cerebro los receptores opiáceos son numerosos y se localizan en todo el cerebro, sobre todo en zonas críticas para la supervivencia, como la zona que controla la respiración y la que regula el flujo sanguíneo el flujo sanguíneo. El uso excesivo de opiáceos puede provocar una depresión del mecanismo de regulación del flujo sanguíneo. La alteración de la presión arterial provoca entonces que el corazón se detenga, ya que no recibe suficiente suministro para realizar su función

El alcohol actúa sobre las mismas zonas del cerebro responsables de la respiración y la presión sanguínea, a las que anestesia, impidiendo la señal necesaria para su funcionamiento. Afortunadamente, el cuerpo tiene mecanismos para evacuar el alcohol y limpiar el organismo, pero cuando estos mecanismos se sobrecargan y el consumo de alcohol es demasiado elevado, el cuerpo se envenena, lo que suele ser mortal.

El cannabis no es mortal, pero tampoco es inofensivo

El cannabis no actúa en las mismas zonas del cerebro. No afecta a la respiración ni a la circulación sanguínea. Los receptores cannabinoides se concentran en los ganglios basales, el hipocampo y el cerebelo, que controlan la cognición y el movimiento. En realidad, se encuentran en todo el cerebro, pero no en número suficiente para influir en las funciones vitales. Por eso el cannabis no puede ser letal. La tarea ahora es que la investigación averigüe con precisión qué efecto tiene el cannabis en las zonas del cerebro que se ven afectadas por una densidad de receptores cannabinoides.

El THC, por ejemplo, interviene en el circuito del placer, desencadenando la liberación de dopamina, el neurotransmisor que da la sensación de placer. Este mecanismo está en el centro de los problemas de adicción y por eso el consumo regular de cannabis no es inocente. Dejarlo puede provocar tendencias depresivas e irritabilidad al privar repentinamente al cerebro de un estímulo cotidiano.

Un consumo excesivo de cannabis en términos de frecuencia también puede perjudicar ciertas funciones mentales y cognitivas y ser peligroso. Por ejemplo, no se recomienda conducir bajo la influencia del cannabis, ya que ralentiza los reflejos y el tiempo de reacción. Así, el cannabis puede causar la muerte indirectamente, sobre todo porque a menudo se combina con el consumo de otros «narcóticos»

En el Neurocentro Magendie de la Universidad de Burdeos, un equipo de investigadores ha demostrado que el THC reduce el intercambio de información entre las neuronas al alterar la actividad sináptica. Este proceso tiene consecuencias, sobre todo, en la memoria a corto plazo. También actúa sobre el córtex prefrontal, que interviene en la toma de decisiones, la adaptación del comportamiento a una situación, la atención, el tiempo de reacción, la memoria, etc. Por lo tanto, su impacto es principalmente social, ya que el cannabis tiene el potencial de socavar la productividad y la adaptabilidad del individuo y puede conducir al aislamiento

Aunque no puede causar la muerte directa, no debe subestimarse la capacidad del cannabis para alterar el cerebro. En general, estos efectos no son duraderos, pero pueden ser perjudiciales para un cerebro en desarrollo. Se están realizando estudios sobre el tema en paralelo a la legalización en Norteamérica y a la consiguiente preocupación por el consumo de los jóvenes.