Tailandia, pionera en Asia en la despenalización del cannabis en 2022, lleva unos meses reflexionando sobre una regulación real del sector. En efecto, la despenalización ha abierto las puertas al mercado y a los consumidores locales y extranjeros, con todas las consecuencias asociadas a la falta de regulación: crecimiento no regulado del mercado del cannabis, importaciones ilegales, falta de control de calidad y ausencia de política sanitaria.
Por ello, el recién elegido gobierno, encabezado por el primer ministro Srettha Thavisin, aboga por un cambio de paradigma, restringiendo oficialmente el cannabis al uso medicinal.
El Ministro de Salud Pública de Tailandia, el Dr. Cholnan Srikaew, ha firmado un proyecto de ley sobre el cannabis que se centra claramente en las aplicaciones médicas. La ley pretende desalentar el consumo recreativo introduciendo medidas para controlar y prevenir el uso indebido. El proyecto de ley debe someterse ahora a la aprobación de la Cámara Baja.
Según el proyecto de ley, toda persona que fume cannabis con fines recreativos podrá ser sancionada con una multa de hasta 60.000 baht (1.500 euros). Quienes vendan cannabis o sus extractos con fines recreativos se enfrentarán a penas de hasta un año de cárcel o una multa de 100.000 baht (2.600 euros), o ambas.
La sobreabundancia de oferta en el mercado ha provocado una fuerte caída del precio del cannabis, planteando dudas sobre la calidad y credibilidad de los productos. Soratat Pongsangiam, presidente de Greenhead Clinic, espera que una regulación más estricta devuelva el control y la credibilidad al sector. Los expertos del sector esperan que se tomen medidas enérgicas contra las tiendas improvisadas sin licencia, que se prohíban determinados productos del cannabis y que se elaboren informes mensuales de ventas obligatorios para controlar los tipos de productos y los consumidores.
Sin embargo, no todo el mundo está a favor de estos cambios. La Thai Cannabis Future Writing Network ha criticado la legislación propuesta, afirmando que se ha firmado sin consultar a las partes interesadas, como se había comprometido a hacer el Gobierno.
La cambiante postura política sobre el cannabis, sobre todo por parte de personas como Anutin Charnvirakul, el ex ministro de Sanidad que desempeñó un papel clave en la despenalización, hace que el debate sea aún más complejo. La influencia de Charnvirakul, ahora ministro del Interior, podría poner en entredicho el avance hacia una normativa más estricta.
A medida que el Gobierno tailandés avanza hacia la regulación, el equilibrio entre los intereses de las partes interesadas, la salud pública y la industria del cannabis será crucial para el éxito y la sostenibilidad de la política del cannabis en Tailandia.
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