Cannabinoides

Por fin sabemos cómo se propagan los endocannabinoides en el cerebro

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Durante tres décadas, el mecanismo de transporte de los endocannabinoides, compuestos similares a algunas moléculas del cannabis pero producidos por el organismo, siguió siendo un misterio.

Un estudio reciente de Mario van der Stelt, profesor de fisiología molecular de la Universidad de Leiden, reveló que estas sustancias viajan por el cerebro dentro de venas grasas, en lugar de como moléculas flotantes como la dopamina o la serotonina.

Este descubrimiento, publicado en la revista PNAS, podría allanar el camino a tratamientos innovadores para el dolor y los trastornos neurológicos.

Una nueva forma de comunicación en el cerebro

El cerebro humano produce de forma natural endocannabinoides, compuestos similares a los que se encuentran en el cannabis. Estas moléculas desempeñan un papel esencial en procesos como la memoria, la ansiedad y la regulación del dolor. Entre ellas destacan dos tipos principales: anandamida y 2-AG. El reciente estudio se centró en el 2-AG, con el objetivo de comprender cómo se transporta entre células nerviosas.

Hasta ahora, era difícil rastrear el movimiento del 2-AG debido a su composición grasa, que lo hacía invisible al microscopio. Los métodos científicos estándar no permitían verlo con claridad, ya que a menudo destruían las células examinadas.

Se logró un gran avance gracias al desarrollo de una tecnología de sensores avanzada por investigadores chinos. Este sensor permitió a los científicos observar el movimiento del 2-AG en tiempo real haciendo que las células se iluminaran cuando detectaban la molécula procedente de una célula nerviosa vecina.

Vesículas grasas: la clave del transporte de 2-AG

Gracias a este innovador sensor, Verena Straub, investigadora de doctorado del equipo de Van der Stelt, ha confirmado que el 2-AG se transporta en vesículas.

Mediante pruebas exhaustivas, demostró que el bloqueo de la formación de vesículas provocaba una disminución de los niveles de 2-AG, mientras que la interrupción de la producción de 2-AG conducía a la formación de vesículas que no contenían el compuesto. Por término medio, cada vesícula contenía unas dos mil moléculas de 2-AG.

Para validar aún más sus hallazgos, los investigadores colaboraron con un grupo de investigación estadounidense para analizar el proceso en tejido cerebral intacto. Además, en colaboración con el equipo de Coen van Hasselt, profesor de farmacología, desarrollaron un modelo matemático que sólo podía explicar las señales observadas si el 2-Ag era realmente transportado por las vesículas.

Un paso hacia la innovación médica

«Podría tratarse de una nueva forma de comunicación entre las células nerviosas del cerebro», explica Van der Stelt.

Este descubrimiento no sólo cambia nuestra comprensión de la señalización endocannabinoide, sino que también abre nuevas vías para aplicaciones médicas. Dado que 2-Ag desempeña un papel crucial en el tratamiento del dolor y las enfermedades neurológicas, comprender sus movimientos podría conducir a terapias dirigidas que regulen su función.

El potencial de estos descubrimientos se extiende más allá de los endocannabinoides. Van der Stelt sugiere que otras moléculas mensajeras grasas también podrían utilizar un sistema de transporte similar basado en vesículas.

Como dice Van der Stelt, «ahora que sabemos cómo se mueve, podemos buscar formas de influir en su función».

Con los estudios en curso y una mayor validación, este avance podría conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para el dolor crónico, la epilepsia y los trastornos neurológicos.

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