El Ministerio de Salud Pública tailandés ha promulgado un nuevo decreto destinado a endurecer los controles sobre el consumo de cannabis con fines comerciales, de investigación, estudio y exportación.
El texto, que ha entrado en vigor este fin de semana, sustituye al publicado el 16 de junio, ampliamente criticado por ser demasiado laxo y estar abierto a abusos.
Según el nuevo decreto, sólo la flor de cannabis está clasificada como parte controlada de la planta -a diferencia de las hojas, que pueden utilizarse más ampliamente, por ejemplo en la cocina- y cualquiera que desee investigar, estudiar, exportar, vender o procesar la hierba con fines comerciales debe obtener un permiso oficial y cumplir las condiciones correspondientes.
Está prohibida la venta de cannabis en cualquiera de sus formas a estudiantes, menores de 20 años, mujeres embarazadas o madres lactantes.
Los restaurantes deben especificar claramente cualquier aditivo, como las hojas. Si los platos se cocinan con cannabis, los restaurantes deben estipularlo claramente, ya sea a partir de flores o hojas de cannabis. De lo contrario, los consumidores pueden demandar a los restauradores y propietarios de negocios.
La venta a través de máquinas expendedoras o mediante furgonetas, como la que encabeza este artículo, está ahora prohibida. También está prohibido el consumo en locales comerciales, a menos que la venta la realicen médicos, practicantes de medicina tradicional o médicos rurales certificados y para uso médico.
Se prohíbe toda forma de publicidad con fines comerciales.
Ya no se puede vender cannabis en parques públicos, parques de atracciones, templos, lugares de culto ni albergues.
Ya se han distribuido unas 5.000 licencias de venta en todo el país.
La regulación definitiva del cannabis, la Ley del Cannabis, aún es esperada tanto por cultivadores como por minoristas. Se espera que llegue a principios de 2024.