Mientras que la situación del cannabis y el cáñamo medicinal se ha desbloqueado en la Polinesia Francesa, la vecina Nueva Caledonia sigue teniendo problemas. La isla está aislada del cannabis medicinal, sin poder participar en la experimentación metropolitana del cannabis terapéutico, y el CBD está clasificado allí como un narcótico. Una situación que los actores locales lamentan.
Bloqueos a todos los niveles
Consciente de la necesidad de hacer avanzar el tema a nivel político, en abril de 2022 se creó el Sindicato de la Cantera de Nueva Caledonia (SCNC) . El objetivo es llevar la voz de los agricultores locales al gobierno de Nueva Caledonia para que consiga legalizar el cáñamo. Sin embargo, esta última parece reacia a la aparición de dicha industria.
«Cuando el Gobierno nos recibió, nos dejó claro que no se trataba de subvencionar el sector. Les dijimos: ‘Dadnos el derecho, nosotros asumiremos los riesgos'», explica Frédéric Gérard, presidente del SCNC.
«Si el territorio quiere atraer capitales y equilibrar su balanza exterior, debe establecer un marco, dotarse de medios para controlar las licencias y quizás certificar los productos. En ningún caso debe obstaculizar la iniciativa privada y la relativa libertad genética, que garantizan la realización de aplicaciones económicamente viables y competitivas con las importaciones
Por ahora, aunque el CBD ya se vende en las tiendas de Nueva Caledonia, a pesar de su condición de estupefaciente desde 2018, se importa de la Francia continental, un despropósito ecológico para una planta con una contribución negativa de carbono.
En cuanto al cannabis medicinal, la situación es la misma. El país no puede participar en la experimentación, ya que la investigación no es competencia de la isla.
«Hay una ley de 1969 que prohíbe todo lo relacionado con el cáñamo indio, pero me permite pedir una licencia para explotar la amapola o la coca», dice Frédéric Gérard. «Así que es el momento, dado que la ONU reclasificó la planta en diciembre de 2020, de clasificar el cáñamo como estupefaciente con uso médico».
Se dice que el único uso conocido del cannabis medicinal en la isla es el CBD sintético suministrado a los alcohólicos en el hospital de Numea, bajo el control de la JIFE.
En cuanto a la legalización del cannabis, también requeriría el acuerdo de la Asamblea Nacional francesa, ya que el derecho penal de Nueva Caledonia está unido al de la Francia metropolitana.
O cómo, estando en las antípodas de la Francia metropolitana, estar vinculado a una ley de 1969 que prohíbe el cannabis medicinal, a una ley de 2018 que clasifica el CBD como estupefaciente, y a una Francia metropolitana que no tiene el tema en su santoral.
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