Magu: la diosa del cáñamo que curó a la antigua Asia

El cáñamo ha formado parte durante mucho tiempo de prácticas medicinales y espirituales de varias culturas a lo largo de la historia. Una de las religiones que valoraba el cannabis era el taoísmo en la antigua China. Los chinos tenían incluso un guardián para la hierba: Magu.

Considerado en la antigua Asia Oriental como el equivalente a la ambrosía divina de los dioses griegos, el cáñamo ha sido llamado durante mucho tiempo el «elixir de la vida». La asociación de la diosa Magu con el cannabis radica principalmente en su uso como planta medicinal.

La mayoría de las historias mitológicas de Magu giran en torno a cómo ayudaba a los pobres y enfermos, ya sea como diosa o como sacerdotisa de una deidad sanadora sin nombre. En la literatura antigua de Corea, Magu desempeña un papel más claramente divino, pero la esencia de su personalidad sigue siendo relativamente la misma.

La historia de Magu

En China, Japón y Corea, Magu (o Ma Gu MaKu, Mako) es representada como una hermosa joven de veinte años. Su juventud y belleza son símbolos de la salud y la curación del universo que debe proteger.

Magu es el guardián de la vitalidad en toda Asia Oriental, no sólo en el mundo mortal sino también en los ciclos de la tierra. Se considera que el Magu aleja el invierno en favor de la flora y la fauna. En Corea, el papel de Magu se eleva de diosa a dios creador y sus capacidades se extienden a la creación del mundo y la humanidad.

Hay varias versiones de su vida terrenal que compiten entre sí. La más consistente afirma que Magu llevaba una vida pobre en los siglos V y VI d.C., devastados por la guerra, y que trabajaba como costurera. Un día Magu recibió un melocotón de uno de sus clientes. Pero en lugar de llevarse el melocotón a casa, le dio la dulce fruta a una anciana y decidió prepararle un plato de gachas.

Cuando regresó, su padre estaba furioso porque había regalado el melocotón y la encerró. Cuando Magu es finalmente liberada, va en busca de la anciana a la que pretendía cocinar, pero lo único que encuentra es el hueso del melocotón donde estaba la mujer.

La leyenda cuenta que Magu plantó este melocotonero, que se convirtió en un árbol increíble, con frutos curativos, que utilizaba para curar a los enfermos de su pueblo. Así, Magu fue inmortalizada como diosa poseedora del elixir de la vida.

La diosa que curaba con cannabis

Aunque este relato es sólo uno de los muchos que relatan la existencia de Magu, revela los principales puntos fuertes de su culto: el cuidado de los enfermos y los pobres y el cultivo del mundo natural.

En este caso, los autores chinos representaron su «elixir de la vida» en forma de melocotones, como demuestran los símbolos de Magu en el arte chino antiguo, pero el Cannabis también estaba estrechamente vinculado a sus capacidades curativas, aunque a nivel espiritual más que físico.

Los registros de las prácticas taoístas mencionan que el consumo de semillas de cáñamo protege contra la posesión demoníaca y aumenta la «segunda vista», mientras que la quema de las semillas se realizaba en rituales de purificación. A menudo se invocaba a Magu en estos periodos, asociado al monte Tai, en el que el cáñamo crecía en abundancia en aquella época, como si los dioses entregaran la planta directamente a los sacerdotes y sacerdotisas de la religión taoísta.

Las implicaciones del uso del Cannabis en la antigua Asia pueden no ser todavía definitivas, pero está claro que la planta ha desempeñado durante mucho tiempo un papel importante en la historia de Asia Oriental. El cáñamo se utilizaba en la decoración de la antigua cerámica taiwanesa, así como en los bastones sintoístas de los primeros sacerdotes japoneses. Un estudio reciente sugiere además que el cannabis fue domesticado hace 12.000 años en China.

Esta incorporación de la planta a estas otras actividades revela el gran valor que el cáñamo ha tenido claramente en las culturas asiáticas desde una fecha muy temprana.

En una época en la que la magia con hierbas era común y se creía que los dioses vagaban por el mundo natural, la asociación con los «poderes» del cáñamo y la diosa de la curación se alinea sin esfuerzo. Sólo a una diosa de gran prestigio se le confiaría el cuidado de una hierba tan poderosa y trascendente.