La UFC retira el cannabis de su lista de sustancias prohibidas

La Ultimate Fighting Championship (UFC), que rige la mayoría de los combates de MMA en Estados Unidos, ha anunciado que a partir del 31 de diciembre de 2023, el cannabis ha sido oficialmente eliminado de su lista de sustancias prohibidas, alineándose con otras ligas deportivas de Estados Unidos.

En 2021, la UFC había decidido que sus atletas ya no serían sancionados por dar positivo en THC. Los positivos por carboxi-THC, un metabolito del THC, ya no se consideraban una infracción «a menos que existan pruebas adicionales de que un atleta lo utilizó intencionadamente para mejorar su rendimiento».

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Según Hunter Campbell, Chief Business Officer de la UFC, la nueva política pretende elevar los estándares de salud y seguridad en los deportes de combate, posicionando el programa antidopaje de la UFC como el más eficaz y progresista del deporte profesional. Campbell hizo hincapié en el compromiso con una competición justa, afirmando la búsqueda de un programa de control antidopaje administrado de forma independiente para todos los atletas de la UFC.

Jeff Novitzky, Vicepresidente Senior de Salud y Rendimiento de los Atletas de la UFC, describió la política como un «documento vivo, que respira», destacando su continua evolución basada en las aportaciones de los atletas y de terceros expertos. Este enfoque dinámico refleja una tendencia más amplia en el deporte estadounidense, donde las políticas sobre el cannabis están experimentando una transformación significativa.

La National Football League (NFL) hizo un cambio notable en 2021, alterando sus procedimientos de pruebas de cannabis durante la temporada baja y ajustando el umbral para las pruebas de THC. La NFL pasó de las medidas punitivas a un enfoque centrado en el tratamiento, y ahora los jugadores que superen los límites de THC se someterán a intervención médica y tratamiento contra la adicción.

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Del mismo modo, la National Basketball Association (NBA) eliminó el cannabis de su lista de sustancias prohibidas, permitiendo a los jugadores consumir cannabis e invertir en negocios relacionados bajo ciertas condiciones. El convenio colectivo de la NBA, que entró en vigor el 1 de julio de 2023, se centra en el uso responsable del cannabis, prohibiendo a los jugadores estar bajo los efectos de la sustancia durante los partidos, los entrenamientos o las reuniones del equipo.

La Major League Baseball (MLB) también ha dejado de realizar pruebas de cannabis a sus jugadores desde 2019.

Por su parte, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) mantiene su prohibición del THC, alegando preocupaciones sobre sus posibles efectos en el rendimiento, riesgos para la salud y violaciones del espíritu deportivo. Esta postura suscitó críticas cuando la corredora estadounidense Sha’Carri Richardson fue suspendida de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tras dar positivo por cannabis. El CBD, por su parte, fue retirado de la lista de sustancias dopantes en 2018.

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Muchos atletas retirados han hablado abiertamente sobre el consumo de cannabis para controlar el dolor y ayudar a la recuperación durante sus carreras en activo. Una encuesta reciente descubrió que el 93% de los participantes consideraba que el CBD ayudaba a la recuperación después del ejercicio, mientras que el 87% decía lo mismo del THC.

Los profesionales de la medicina deportiva expresan cada vez más actitudes positivas hacia el consumo de cannabis. Una encuesta descubrió que el 72% de los encuestados apoyaba la eliminación del CBD de la lista de sustancias prohibidas de la AMA en 2018, y el 59% abogaba por la eliminación del cannabis por completo. Además, la mayoría de los encuestados no consideraba que el CBD (76%) y el THC (66%) fueran sustancias que mejoraran el rendimiento.

Un estudio de 2023 también destacó los beneficios potenciales del consumo regular de cannabis para contrarrestar el impacto de las lesiones craneales repetidas, lo que sugiere una vía prometedora para los deportistas, incluidos boxeadores, futbolistas y jugadores de fútbol, que buscan mitigar el riesgo de daños cerebrales a largo plazo.

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